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Estados Unidos acelera los plazos de construcción de su escudo antimisiles

El Pentágono efectuará mañana un cuarto ensayo de interceptación de proyectiles balísticos

Registradas en su viaje a Europa las reticencias de los aliados de la OTAN y la oposición de Rusia, George Bush no sólo sigue adelante con su proyecto de escudo antimisiles, sino que lo acelera, según informó ayer al Congreso de EE UU el secretario adjunto de Defensa Paul Wolfowitz. El objetivo de Bush es tener en el año 2005 un sistema de defensa por tierra, mar y aire contra misiles balísticos. Aunque sea rudimentario y aunque obligue a EE UU a cancelar unilateralmente el tratado ABM de no proliferación que suscribió en 1972 con la Unión Soviética.

En su comparecencia ante el Congreso, Wolfowitz dio nuevos detalles sobre el proyecto que impulsan con entusiasmo Bush y su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. A diferencia del estudiado durante la presidencia de Bill Clinton, el de Bush y Rumsfeld no se limita a construir sistemas de interceptación basados en estaciones fijas terrestres. También desea incluir el uso de Boeing 747 dotados de rayos láser capaces de destruir en pleno vuelo misiles dirigidos contra EE UU. Y de destructores equipados con sistemas Aegis, que permiten detectar, seguir e interceptar desde el mar proyectiles de largo alcance. El Pentágono efectuará mañana un nuevo ensayo, el cuarto, de ese sistema.

La Casa Blanca quiere tener levantada una primera versión de este escudo por tierra, mar y aire en 2005, informó Wolfowitz en el Congreso. Los problemas políticos y diplomáticos son obvios, porque el tratado ABM prohíbe expresamente a Washington y Moscú dotarse de un sistema para proteger sus territorios nacionales de misiles balísticos. Según informó ayer The Washington Post, el departamento de Estado ordenó la pasada semana a sus embajadores que informaran a los Gobiernos de los países aliados y de Rusia de que los ensayos que EE UU va a efectuar 'entrarán en conflicto con el tratado ABM en cuestión de meses, no de años'.

Los diplomáticos estadounidenses también recibieron instrucciones para que precisen que esos ensayos no se limitarán a sistemas de interceptación desde tierra, sino también 'otras tecnologías basadas en el aire y el mar'. Rumsfeld, no obstante, señaló ayer que, antes de denunciar unilateralmente el tratado ABM, Washington va a hacer 'todo lo posible para conseguir un acuerdo con los rusos'. Y añadió que está convencido de que ese acuerdo se materializará. A cambio de que dé su brazo a torcer en este asunto, Bush ofrece a Putin la compra por parte de EE UU de armas rusas y cooperación en el desarrollo por Moscú de su propio sistema de protección.

Desforestación en Alaska

Poniendo manos a la obra, el Gobierno de Bush comenzará el próximo mes a desforestar una zona de Alaska para levantar allí un ambicioso centro de ensayos del escudo antimisiles. Se trata de un lugar llamado Fort Greely, en las cercanías de Fairbanks. El objetivo es instalar allí antes de 2005 un total de cinco equipos terrestres de interceptación de proyectiles balísticos. Al mismo tiempo, Bush modernizará la estación de radar de la isla Shemya, también en Alaska.

Eso no es todo. El escudo que el Pentágono estudió en la fase final de la presidencia de Clinton se limitaba a un sistema terrestre capaz de destruir misiles enemigos de largo alcance en la fase intermedia de su trayectoria, para lo que la inversión en Alaska era suficiente. El que propone Bush incluye aviones y barcos en alerta permanente, con el objetivo de destruir misiles de cualquier alcance y en cualquier etapa de su trayectoria. Tan solo los ensayos de ese escudo múltiple costarán 8.000 millones de dólares anuales, según cálculos citados por The Washington Post. Y exigirán 17 pruebas -10 desde tierra y 7 desde mar- en los próximos 14 meses.

Todo esto sigue siendo bastante especulativo, porque, como subrayó ayer Joseph Cirincione, del Carnegie Endowment for Internacional Peace, 'el Pentágono no dispone todavía de la tecnología necesaria'. Mañana, de hecho, el Pentágono efectuará su cuarto ensayo de interceptación de misiles. Los otros tres fueron efectuados en tiempos de Clinton y se saldaron con un éxito inicial y dos fracasos posteriores.

El sábado, un misil de interceptación cargado con lo que los militares norteamericanos llaman un 'Kill Vehicle' será disparado desde el atolón de Kwajalein, en las islas Marshall. Su misión será destruir en pleno vuelo un falso misil atacante lanzado minutos antes desde la base área de Vandenberg, en California.

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