Rock del desierto
Avanzadilla de un nuevo vericueto del rock en dirección a parámetros realmente poco novedosos, Queens of the Stone Age actuaban en Madrid ante el desconcierto de quienes esperaban verlos junto a su nuevo componente, Mark Lannegan. Por motivos contractuales, Mark no ha podido actuar en esta gira, aunque parece ser que va a grabar el nuevo disco del grupo. Mientras tanto, en formación de trío apoyados en un multiinstrumentista que aporta matices, la banda del hierático Josh Homme hizo un poco lo mismo que en sus anteriores visitas, y se apreció que la furia de la guitarra se ha aplacado un tanto en cuanto a decibelios y otros sonidos -teclados, theremin- que aspiran a introducir más elementos de interés en un estilo que prometía mucho pero que lleva camino de quedarse en muy poco.
Queens of the Stone Age
Josh Homme (voz y guitarra), Nick Oliveri (bajo y coros), Gene Troutman (batería) y Brendan McNichol (guitarra, theremin y teclados). Sala Arena. 2.800 pesetas. Madrid, miércoles 20 de junio.
Queens of the Stone Age ofrecieron una buena selección de temas de sus dos primeros elepés: Monsters in the parasol, Walkin' on the sidewalks, Better living through chemistry, Mexicola o You can't quit me baby. Sus armas siguen siendo la economía en la elaboración de estructuras musicales, la rudeza guitarrera y rítmica, melodías vocales que discurren desde el grito feroz a la salmodia y una ambientación repetitiva e hipnótica.
Rock del desierto -ellos tienen establecido su cuartel general en Palm Desert- atiborrado de química y fascinado con el punto obsesivo que debe dar el vivir y crear rodeado de arena, roca y cactus. La sensación que queda sigue siendo la misma: suenan como Los Stooges del fun house sin cantante saltimbanqui, aunque el bajista acudiera a tocar desnudo en el bis. Algo debe inventarse esta gente si quiere salir del callejón en el que ha atascado su visión del rock.
Babelia
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