_
_
_
_
_

Una anciana muere carbonizada al incendiarse su casa en Ciudad Lineal

La mujer, de 83 años, presentaba quemaduras en el 98% de su cuerpo

Ana Peral, una anciana de 83 años, falleció en la tarde de ayer a consecuencia de un incendio que se produjo dentro de su domicilio, en el primer piso del número 343 de la calle de Alcalá (Ciudad Lineal). No tuvo tiempo de escapar, las llamas y el humo acabaron con su vida y destruyeron su casa. Los bomberos encontraron a la mujer, que vivía sola, prácticamente carbonizada, con quemaduras en el 98% de su cuerpo.

El cadáver fue hallado tendido cerca de la entrada de la casa. A última hora de ayer, los bomberos no habían podido determinar el origen del fuego, que no afectó a las siete casas restantes ni produjo heridas a otros vecinos. Éstos comentaban que Ana Peral era una señora solitaria que tenía problemas de movilidad debido a su edad, lo que pudo impedir que actuara más con más rapidez.

Alrededor de las tres y cuarto de la tarde, el edificio, que fue construido hace unos 50 años y consta de cuatro plantas con dos pisos en cada una, se llenó de un terrible olor y de una densa humareda, que también inundó las aceras de la calle de Alcalá. El aire se volvió irrespirable y los vecinos, aterrorizados, abandonaron precipitadamente el inmueble con las caras cubiertas con pañuelos mojados. El humo era tan denso que imposibilitó la entrada al edificio de un viandante que intentaba ayudar a los afectados.

Un testigo asegura que vio a la anciana abrir la ventana en medio del humo y salir al balcón, aunque momentos después volvió a entrar en la vivienda. 'Parece como si le hubiera entrado miedo y pensara que era más fácil intentar huir por la puerta', indicó el hombre. La casualidad quiso que un sobrino de la víctima llegase momentos después de producirse la tragedia a visitar a su tía. El sobrino vivió durante unos años con Peral, pero, debido a su profesión de médico, se trasladó a Tres Cantos. Los bomberos fueron ayer los encargados de confirmarle la terrible noticia.

El resto de los vecinos del número 343 de la calle de Alcalá decidieron bajar por las escaleras para escapar del incendio, excepto una señora que permaneció en su casa, con las puertas cerradas y los marcos rodeados de toallas mojadas. Su marido, sin embargo, no lo dudó y salió a la calle.

El matrimonio formado por María Luz y Ángel, residentes desde hace cuatro años en la tercera planta, abandonó el edificio precipitadamente. 'Nuestra casa está dos plantas más arriba de la que se ha quemado, no se veía lo que ocurria pero la humareda que subía era espantosa', relataba María Luz. Al salir a la escalera y comprobar que también estaba inundada de humo, se cubrieron la cara con pañuelos mojados e intentaron salir fuera. 'Llamamos a los bomberos y avisamos a los vecinos tocando a los timbres de las casas. Logramos salir del portal porque un señor nos sacó tirando de nosotros, yo estaba totalmente desorientada y no acertaba a encontrar la puerta', añadía la mujer.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Al lugar se desplazaron dos dotaciones de bomberos del Ayuntamiento con dos coches autobomba y un autoescala. Los servicios sanitarios del Samur-092 alertados sólo pudieron certificar el fallecimiento de la mujer. El estado de Ana Peral tampoco les permitió determinar si la causa de la muerte se debió a una intoxicación por inhalación de humo o a las quemaduras, que cubrían un 98% de su cuerpo. Los bomberos tardaron unos 20 minutos en sofocar el incendio, echando agua desde el exterior y desde el portal.

Cuando accedieron al piso de Ana Peral la temperatura era muy alta, había una gran humareda y el fuego había devastado dos habitaciones, el salón y el dormitorio del piso, que tiene una superficie de unos 60 metros cuadrados. El jefe de guardia de los bomberos no quiso aventurar ninguna hipótesis sobre las causas del siniestro, y explicó que el origen de estos incendios es más sencillo de determinar en invierno, ya que en muchas ocasiones están provocados por braseros o estufas.

Los vecinos pudieron volver a sus casas tras la extinción de las llamas, y de inmediato comenzaron a abrir las ventanas para intentar liberarse del olor a quemado que impregnaba las paredes y los muebles. Los mayores daños los sufrió una tienda de ropa situada debajo de la vivienda quemada, que presentaba algunas goteras producidas al apagar el fuego.

Empleados de la funeraria sacan de la casa siniestrada el cadáver de Ana Peral.
Empleados de la funeraria sacan de la casa siniestrada el cadáver de Ana Peral.CLAUDIO ÁLVAREZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_