Igualada con sabor a victoria

Ni con Esnáider ni sin Esnáider tienen los males del Zaragoza remedio. Y es que al equipo blanquillo le está sobrando temporada. Se ha quedado en la reserva. Con las novedades de Láinez en la portería y Yordi como delantero centro, sólo pudo empatar con la Real Sociedad en el que se había calificado como el partido del año.

El resultado no aleja definitivamente al Zaragoza del infierno, pero sí que prácticamente le salva. Algo que desea ansiosamente la afición para que los jugadores puedan centrarse en la Copa del Rey. Esnáider se descartó para el partido del año porque no está bien físicamente. Tampoco lo estaba el domingo pasado contra el Villarreal, pero en aquella ocasión se colocó en el once inicial. Esta vez ni el argentino, que compatibiliza su asombrosa calidad técnica con un excesivo endiosamiento, ni Luis Costa, el técnico, quisieron repetir bronca con el público. Lo agradeció el resto de la plantilla, oscurecida por el protagonismo de Esnáider.

El Zaragoza salió a por el partido desde el primer minuto, con Jamelli, su máximo goleador, muy motivado y que, al final, tuvo que retirarse lesionado después de haber fallado una clara ocasión de gol en una dejada de cabeza de Yordi.

Pero fallan los jugadores de la banda, uno de los puntos débiles del Zaragoza durante toda la temporada. Ni Juanele ni Vellisca desbordan en los últimos partidos y a Pablo, un lateral limitado, le superaron una y otra vez De Pedro y Aranzabal, dos veteranos de la Real recuperados por Toshack junto a la profundidad de Tayfun.

Y es que la Real llegó a La Romareda en mejor situación anímica que el Zaragoza, bien engrasada por los buenos oficios del entrenador galés, que en la segunda vuelta ha sabido motivar a veteranos como De Pedro y Aranzábal y dar protagonismo a nuevas caras, como Alonso y el turco Tayfun.

El Zaragoza fue de más a menos hasta que la salida de Cuartero y un posible penalti no señalado a Acuña revolucionaron el partido. Cuartero, que sí tiene gasolina, puso más centros en el área en 30 minutos que Juanele y Vellisca juntos en todo el partido.

Luis Costa ya casi puede respirar tranquilo. La Liga se le ha hecho demasiado larga. Tiene muchas ganas de pasar el cáliz del banquillo probablemente a Txetxu Rojo, que, salvo interferencias de última hora, tiene muchas posibilidades de regresar a Zaragoza a construir un nuevo proyecto con Esnáider o sin él.

El jugador argentino tiene los músculos de cristal, lleva más de un mes renqueante de una lesión. Un precedente negativo para que descanse sobre él la responsabilidad de un proyecto de futuro. Le ha dado mucho al equipo blanquillo esta temporada, pero también el Zaragoza lo sacó de la quiebra futbolística a la que se veía abocado en Turín. Esnáider y el Zaragoza están en paz.