_
_
_
_

'Es necesario que Andalucía dé ciencia y técnica al mundo'

Carlos Castilla del Pino (San Roque, Cádiz, 1922) es un nombre inesquivable en la historia de la psiquiatría española. Doctor en Medicina por la Universidad Complutense y catedrático de Psiquiatría, Castilla del Pino es autor de obras como Un estudio sobre la depresión. Fundamentos de antropología dialéctica (1966), La culpa (1968) y Psicoanálisis y marxismo (1969). Castilla del Pino, que continúa trabajando en su consulta de Córdoba, demostró en 1997 ser un escritor de primera fila con la publicación de Pretérito imperfecto, un extraordinario libro de memorias que ha puesto los dientes largos a miles de lectores que esperan su continuación.

Pregunta. ¿Qué supone para usted el Premio Andalucía de Investigación?

'En España hay una explosión de narradores como no la ha habido nunca'

Respuesta. Me congratula por dos razones. En primer lugar, porque he conocido una Andalucía con un índice muy alto de analfabetismo y con una sociedad civil divorciada de los valores intelectuales. En 1932, cuando fui al colegio interno, yo era el único niño del pueblo que comenzó el bachillerato. Ver que en el pueblecito donde vivo hay dos institutos de bachillerato me produce una sensación de alivio, de euforia soterrada. Estoy ya en camino de ver el país donde anhelaba vivir. Antes, cuando salía al extranjero, me entristecía el contraste de Francia con aquella España tan sórdida. Además, es consolador que la sociedad civil y los estamentos que nos gobiernan reconozcan el trabajo de uno. Lo digo sin mística. Porque el trabajo que he hecho no ha sido ningún sacrificio. He hecho lo que me ha gustado. Este reconocimiento me viene como por añadidura. Lo que no quiere decir que no lo agradezca. Lo agradezco muchísimo.

P. ¿Andalucía necesita de estímulos como éste para la investigación?

R. Sí. Andalucía lo necesita porque ha sido una región en la que no tenemos por qué quejarnos de la proliferación de poetas: Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre... Pero la modernización de Andalucía radica también en la incorporación a su cultura de todo lo que son los sistemas de ideas vivas que circulan por el mundo. Y uno de estos sistemas es la ciencia. Es necesario también que Andalucía dé ciencia, conocimiento y técnica al mundo, sin temor ninguno de que se pierda su identidad.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

P. Vivimos en la época de Gran Hermano, la prensa rosa, el fútbol y la banalización de casi todo. ¿Qué opina de esto?

R. Es algo que ha existido siempre. Pero ahora los poderes mediáticos han alcanzado una relevancia que no tenían en la época de mi infancia. La prensa y la radio eran inasequibles para ese 60% o 70% de analfabetos que había entonces en España. El ser humano es, además, muy complejo y es capaz de dejar un compartimento para la sordidez y la banalidad. Y, luego, tener otros compartimentos. Por ejemplo, España y Andalucía tienen el mayor porcentaje de donantes de órganos del mundo.

P. ¿Cuándo publicará la segunda parte de sus memorias?

R. Estoy trabajando en ello, haciendo una primera versión muy silvestre. No sé cuándo se publicarán. Me angustia ver que la gente que puede dar testimonio de esa época se muere a mi alrededor.

P. ¿Qué periodo va a abarcar esa segunda parte?

R. Abarcará hasta ahora. Los años cincuenta y parte de los sesenta se caracterizaron por el hecho de que la sociedad española asumió el franquismo. Y tenía una actitud de repudio adquirido o enseñado hacia lo anterior. El periodo republicano era vilipendiado al máximo. La sociedad española asumía la censura en el cine, en los bailes, en el vestir... Cuando llegué a Córdoba en 1952, le tuve que decir que yo no era creyente a un jesuita que ofrecía una misa por mí en gratitud por mi labor con mis pacientes seminaristas. Le dije que se lo agradecía mucho, pero que yo no era creyente. Entonces empezó a correrse por Córdoba que yo era un ateo militante, lo que me ocasionó problemas. En aquella época un médico ateo era muy peligroso, y mucho más si era psiquiatra.

P. España tiene fama de ser un país con pocos escritores de memorias. Sin embargo, en los últimos años proliferan.

R. En España se han escrito más memorias de lo que la gente cree. La profesora titular Anna Caballé ha creado en su cátedra de la Universidad de Barcelona una unidad de estudios biográficos y autobiográficos. Esa unidad tiene ya miles de memorias. El problema de la autobiografía es que uno tiene que transpirar veracidad porque, al fin y al cabo, una autobiografía no es un libro de historia.

P. ¿Es la sociedad actual la que estigmatiza a los pobres, los raros, los fracasados y los feos o esto ha ocurrido siempre?

R. Ha ocurrido siempre, pero quizás ahora tiene más relevancia porque la gente hoy en día no está dispuesta a aceptar como destino esta segregación. En mi consulta veo a muchas personas con problemas de inaceptación de su cuerpo.

P. ¿El culto a la belleza y al éxito y el desprecio a la fealdad, la debilidad y el fracaso no hunde, de cierta manera, sus raíces en la ideología nazi?

R. Esto que dice lo plantearía de una manera distinta. En nuestra sociedad actual, que se ha incorporado al modelo americano, la meta de todos sus componentes es el éxito social. Si se tiene mucho dinero, por lo que se puede hacer con ese mucho dinero; si se tiene mucha fama, por lo que se puede hacer con esa mucha fama... La fama y el dinero son las dos formas de éxito más relevantes. Pero el hombre siempre vive tras el éxito. Incluso el escritor que se retira en soledad para escribir poemas desea escribir el poema mejor y que se le reconozca como un excelso poeta. Pone toda la carne en el asador, juega a ganar. Ocurre también con la realización de una obra novelística, científica, de pensamiento... Escritores consagrados y con grandes éxitos sienten una fuerte inaceptación hacia los narradores que han surgido en estos años. En España hay una explosión de narradores como no la ha habido nunca. En cambio, en mi infancia y adolescencia sólo teníamos a don Ramón del Valle-Inclán y a don Pío Baroja. Luego había escritores de segunda o tercera fila como Wenceslao Fernández Flórez o Eduardo Zamacois... Carranque de Ríos murió demasiado joven.

P. En una entrevista hablaba de la soledad de algunas personas que ha tratado. Son trepas que han alcanzado lo más alto a base de pegar zancadillas en su proceso de ascenso y que, a los 50 años, están solos, frustrados y sin amigos.

R. Acabo de dar una conferencia en Mérida en la que señalé la tipología del sociólogo Merton. Este sociólogo dice que una sociedad se plantea los fines y los medios para conseguir algo. Hay tipos que aceptan unos medios legítimos y otros eligen unos medios ilegítimos que son estrategias que si fueran conocidas, merecerían el repudio de los demás. A estos sujetos Merton los llama anómicos. Mi experiencia con algunos de estos tipos es que una vez conseguido el éxito, éste muy raramente les compensa del repudio de sí mismos alcanzado por la adopción de medios ilegítimos. Cuando estos sujetos son intelectuales, hay una frustración muy grande. Es el caso de la persona que para obtener una cátedra ha tenido que pactar con todos sus demonios. Lo paga en forma de frustración e inactividad. Cuando tratan de obtener el poder económico, si no son atrapados, como en el caso de Mario Conde, la sociedad termina sin pasarles la cuenta. Es el caso de Juan March, que fue filántropo durante los últimos años de su vida.

Carlos Castilla del Pino.
Carlos Castilla del Pino.BERNARDO PÉREZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_