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Medio Ambiente quiere localizar los puntos negros de animales atropellados

La Dirección General de Medio Natural de la Consejería de Medio Ambiente ha puesto en marcha una campaña, llevada a cabo por agentes forestales, para determinar los puntos negros de las carreteras madrileñas donde se producen más atropellos de animales. También quieren localizar qué especies son las que más padecen este tipo de accidentes.

En la primavera de 2000, 112 sapos comunes y 152 sapos corredores murieron atropellados en un tramo de sólo 400 metros situado en una carretera del municipio de Lozoya, donde aún no se han tomado medidas. Para evitar este tipo de accidentes, la Dirección General de Medio Natural comenzó, a finales del pasado marzo, una campaña de muestreo de anfibios atropellados en carreteras de la región. 'Se han instalado casi 400 metros lineales de barreras en la laguna de Los Camorchos, en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, para impedir, como punto negro que es, que los anfibios crucen la carretera y sean atropellados', aseguró Juan del Álamo, director general de Medio Natural. En algún tramo, según señaló Del Álamo, la barrera sólo ha sido instalada en uno de los sentidos, ya que en el otro existe una barrera natural que impide a los sapos cruzar la vía. 'Se trata de evitar los atropellos cuando, a mediados de marzo, los anfibios buscan lugares propicios para reproducirse y cruzan las carreteras en busca de nuevas charcas', añade.

Los sapos, bastante mal

'Es la primera vez que una administración pone este tipo de barreras en España', destacó Javier López, miembro de la Sociedad para la Conservación de Vertebrados (SCV), 'aunque, por supuesto, esta población de sapos está bastante mal'. La SCV lleva luchando desde el año 1990 por la instalación de barreras que eviten los atropellos de anfibios. Sin embargo, 'la población de sapos comunes y corredores sigue sufriendo un gran número de bajas, pues no se han tomado medidas', asegura López, que añade que en Bustarviejo también hay un punto negro.

La labor de los agentes forestales consiste en recabar toda la información posible sobre estos puntos negros y sobre las especies que sufren más bajas. Cuando encuentran un animal atropellado, primero lo retiran de la calzada, para evitar más atropellos de milanos, córvidos y zorros, que pueden acercarse para comer sus restos. Después intentan identificarlo y anotan el punto kilométrico, la situación climática y otros detalles.

Juan del Álamo añadió que, en poco tiempo, se va a 'mejorar el sistema de la barrera, haciendo la curva hacia adentro y con una altura de unos 25 centímetros'. Javier López prefiere estas nuevas barreras, porque el material de las anteriores es tan malo que siempre termina en el suelo. 'Tanto nosotros como muchos particulares estamos siempre levantando estas barreras después de que las tiren los ciclistas y pescadores', dice López.

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