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Columna
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Picoletos

El cine español ha ofrecido dos imágenes terribles de la Guardia Civil. La primera de ellas se remonta a la esperpéntica irrupción de unos picoletos que, montados en una barca en medio de las cuevas mallorquinas del Drac y megáfono en mano, avisan a Nino Manfredi de que se presente ante las autoridades para ejercer su oficio de verdugo. Pocos cineastas han sabido retratar con tanta maestría el amenazante perfil de los guardias civiles en la negra España del franquismo como Luis García Berlanga. La segunda escena se refiere a las torturas en El crimen de Cuenca, donde agentes de la Benemérita arrancan confesiones a unos desgraciados acusados de cometer un asesinato inexistente. Durante décadas y décadas, la Guardia Civil ha inspirado más miedo que respeto, más odio que confianza entre los ciudadanos. Aquel cuerpo, creado en el siglo XIX por el duque de Ahumada para reprimir el bandolerismo, ha sido en muchas ocasiones un símbolo de la represión al servicio del poder. Un poder que casi nunca ha sido ni legítimo ni democrático.

Enamorados de la Guardia Civil cuando llegaron al Gobierno, los socialistas intentaron lavar la historia de los picoletos, pero ni siquiera se atrevieron a despojarlos del ridículo y temible tricornio. Años después, un facineroso apodado Luis Roldán revolcó en el barro de la corrupción los tímidos intentos de democratizar el instituto armado. Pero, entretanto, nuevas generaciones de agentes han intentado en los últimos años defender sus derechos y poner su trabajo al servicio de la sociedad. El libro Los guardias civiles: esos ciudadanos uniformados, que la próxima semana publican desde Valencia el historiador y periodista Manuel del Álamo y el psicólogo y guardia Fernando Carrillo, pretende relatar 25 años de lucha por la democratización y el asociacionismo en la Benemérita. Es la otra cara de una Guardia Civil que hoy rescata a excursionistas en la alta montaña, combate el tráfico de drogas o la piratería informática o, en fin, participa en misiones de paz en la antigua Yugoslavia.

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