Georg Baselitz recibe la escultura del Premio Julio González, valorada entre 30 y 50 millones
Tampoco estuvo presente el director del IVAM, Kosme de Barañano, a causa de una inoportuna enfermedad. El subdirector del museo, Pablo Otaola, leyó, sin embargo, un escrito del responsable del museo, de quien partió la propuesta, en colaboración con el presidente del consejo rector del IVAM, Manuel Tarancón, de otorgar a Baselitz el primer galardón del Premio Julio González, de clara proyección internacional.
En esta ocasión, también se ha contado con el asesoramiento de Viviane Grimminger y del primer director del IVAM, Tomás Llorens, aunque no han participado en la deliberación los vocales del consejo rector. La concesión del premio se ha realizado por decreto del Consell con el propósito de dar relieve a la obra de Julio González, y por tanto, también al IVAM, que posee la colección museográfica más importante del escultor catalán.
De esta manera, el Institut Valencià d'Art Modern entra a formar parte del nutrido circuito internacional de premios con una distinción que carece estrictamente de dotación económica. No obstante, cada una de las cinco ediciones de la figura de 1929 fundida en bronce donadas por Viviane Grimminger para años sucesivos alcanza un valor en el mercado de entre 30 y 50 millones, señaló Barañano en su texto. En consecuencia, el premio anual Julio González se constituye como 'el más importante desde el punto de vista económico gracias a la generosidad' de la heredera, añadió el director, tras realizar un sucinto repaso de los principales galardones internacionales.
Baselitz se mostró muy agradecido de que 'un artista pequeño' recibiera el premio 'de parte de tan gran artista español'. A continuación desarrolló la idea de la existencia de un nexo común entre los dos, a pesar de que él trabaja la madera en sus esculturas y González, el hierro y la piedra. 'La relación es la arqueología', afirmó el artista alemán, uno de los principales renovadores de las artes plásticas en la Europa de la segunda mitad del siglo. Contó entonces que 'un amigo' del escultor catalán, Pablo Picasso, se encaprichó de unas cabezas ibéricas del Cerro de los Santos que habían sido robadas previamente por Apollinaire de un museo arqueológico. González conoció esas piezas en la colección de Picasso, y posteriormente realizó unas cabezas en piedra de características similares. Baselitz observó estas obras y descubrió entonces su vínculo con González: 'la arqueología'. 'Cualquier artista debe rescatar un arte que ha muerto o está dormido y volverle a dar vida', concluyó.
Tarancón resaltó la importancia y la proyeccción de un premio que se otorga el mismo día del fallecimiento de Julio González.
Entre el público que educadamente aplaudió al artista se encontraban la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, el presidente de Bancaixa, Julio de Miguel, el presidente de la Cámara de Comercio, Arturo Virosque, entre otros representantes del mundo político y económico. También asistieron numerosos galeristas y algunos artistas, entre ellos el escultor Miquel Navarro, que se marchó antes del inicio del acto. Todos ellos esperaron en balde a que llegara el presidente del Consell. Al final se anunció su ausencia debido a una reunión con el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas.
Mientras, la comisión de Cultura de las Cortes rechazó ayer con los votos del PP la petición formulada por el PSPV y respaldada por EU de comparecencia de Barañano para explicar las políticas de promoción y relaciones externas, dada 'la elevada inversión para gastos de honorarios al personal', en referencia al director del IVAM y a la jefa de relaciones externas, María Eugenia Fernández de Castro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.