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Campeonato del Mundo de fórmula 1 | AUTOMOVILISMO

Cinco paradas de Alonso en 'boxes'

La segunda carrera en la Fórmula 1 no mejoró las cosas para Fernando Alonso (Minardi). La fuerte lluvia que cayó durante el Gran Premio de Malaisia y las incidencias sufridas por otros pilotos acabaron por marcar la carrera del único español que compite en esta categoría. El asturiano hizo lo que pudo, y fue mucho. Acabó el 13º, a tres vueltas del ganador, pero una por encima de su compañero de equipo, Tarso Marques, que fue el último.

Alonso tuvo que parar cinco veces en los talleres para resolver los problemas con que se iba encontrando: la mayoría de las veces, para limpiar los pontones, que se llenaban de hierba y otros materiales e impedían la refrigeración del motor. 'Panis rompió el motor y dejó la pista llena de aceite. Llegué allí el último y sin visibilidad y me encontré sobre la hierba, que se metió en los pontones. La temperatura subió y tuve que parar', contó Alonso.

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'La segunda parada fue debida al diluvio que cayó en pocos minutos. Me salí dos veces en la misma vuelta y tuve que cambiar de neumáticos. La radio no funcionaba y eso empeoró las cosas', prosiguió; 'cuando llegué a mi taller, los mecánicos no tenían preparados los neumáticos de lluvia y perdí más de 20 segundos'.

Los errores se multiplicaron. Los neumáticos elegidos eran para lluvia intensa y a Alonso le sirvieron de poco: 'Era imposible mantener el Minardi en la pista. Tenía que hacer malabarismos. Cuando veía que me pasaban tan rápido en las curvas, pensé en el control de tracción que tendremos ya a partir del GP de España'.

Las demás paradas fueron para limpiar las entradas de aire al motor. 'Iba al límite de temperatura y cualquier cosa que tapara el radiador me obligaba a parar', dijo Alonso.

Lo más positivo de la carrera fue la experiencia que acumula el asturiano en la F-1. Sumó otros 300 kilómetros. Y no le resultó fácil. Cuando tomó la salida, no se dejó sorprender y se salió de la fila de pilotos. Llegó a la frenada de la primera curva entre los 15 primeros. Pero el trompo de Ralf Schumacher le obligó a dar un rodeo que le dejó donde estaba.

'No me iba a quedar a ver la carrera desde la última posición', explicó Alonso. Dos vueltas más tarde, el español se llevó el segundo susto, cuando ocurrió el incidente de Panis. Y después ocurrió todo lo demás. 'Acabar ya fue todo un éxito. Porque, con un escape roto, la temperatura se elevó a más de mil grados por atrás. Eso afectó al soporte del alerón trasero y al cambio: no podía poner la sexta'. La telemetría de Minardi indicó a diez vueltas del final que el coche no podía acabar la carrera. Pero lo hizo.

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