Las 'trampas' de las máquinas de pinza
Tras unos inocentes inicios de las máquinas pinza o grúa, en las que el factor destreza determinaba la obtención de premios similares a lo invertido, la picaresca las ha reconvertido en rivales de las tragaperras de juego.
Fuentes de la Generalitat afirman que en los análisis que han realizado de estas máquinas de pinza han encontrado pegatinas en el interior de las mismas instaladas por los fabricantes para ilustrar a los explotadores sobre cómo hacer trampas para hacerlas 'competitivas'.
Entre los señuelos empleados para que estas máquinas ganen clientela figuran regalos de valor no acorde con la inversión, como relojes o peluches con dinero en metálico, pero también otros más criticables desde el punto de vista moral.
Así, en una máquina decomisada en un bar de carretera de la provincia de Lleida se encontraron, como premio, vales para poder tener servicios sexuales en un negocio de alterne. Según afirman fuentes del sector de las tragaperras, uno de esos vales rezaba: 'Polvo con Susi'.
Todavía peor, los Mossos d'Esquadra precintaron en un bar de Badalona, justo enfrente de un instituto de enseñanza media, una máquina que daba como premios navajas. Una de estas navajas resultó ser el armas agresora en un incidente investigado por la policía.
Cataluña tiene la normativa más permisiva en materia de máquinas reqreativas de toda España. El reglamento catalán que regula las máquinas expendedoras excluye de esta calificación 'las máquinas que dan objetos de valor superior al del importe necesario para utilizar la máquina', así como 'premios de consolación', conocidos como 'pins', de valor sensiblemente inferior a este importe'.
Según los últimos datos sobre el Juego en Cataluña, las máquinas recreativas facturaron en Cataluña 218.400 millones de pesetas, un 39,35% del total español; mientras que los bingos recaudaron 74.182 millones (un 13,37%) y los casinos 37.446 millones (un 6,75% del total), según datos de 1999. El total del sector del juego privado en Cataluña facturó 330.028 millones de pesetas.
Si se dividen estas cantidades por el número de personas mayores de edad residentes en Cataluña se obtiene que cada ciudadano gasta al año una media de 8.965 pesetas en máquinas recreativas, 3.654 pesetas más en bingos y 1.107 pesetas en juegos de casino. Si a ello le añadimos el resto de loterías y apuestas, la media de gasto anual e n juego por habitante adulto en Cataluña es de 54.191 pesetas, según datos de ese mismo año.
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