Valencia-Barça, el partido más duro

Rivaldo se convirtió el sábado pasado, en Mestalla, en el futbolista más castigado en un partido de Liga en los últimos tiempos. Siempre según el criterio arbitral, el brasileño fue la víctima más golpeada de uno de los encuentros más violentos. Rivaldo sufrió 13 de las 58 acciones punibles que registró López Nieto -24 de ellas cometidas por el Barcelona y las 34 restantes por el Valencia-.

Fue la cita más dura de la temporada. El árbitro registró el mismo número de faltas que en el encuentro entre el Villarreal y el Celta, hace una semana. Sólo que en Mestalla hubo numerosas acciones no castigadas. Los seis pisotones de Ayala, del Valencia, a Simão, del Barcelona, resultaron el ejemplo más claro del carácter del choque. Precisamente, esta agresión fue la más memorable -por brutal- del partido. Pero el colegiado no la castigó.

'Me pisó la cabeza; la pierna derecha, el pecho... Estoy marcado por todo el cuerpo. Parece que venga de una pelea'. Simão Sabrosa, el extremo portugués, sufrió una de las entradas más salvajes que se recuerdan. Todo ocurrió cuando había transcurrido media hora de partido. Simão corrió por la banda derecha y se internó en el área. Ayala, primero, le derribó y, cuando ya estaba en el suelo, le clavó con ensañamiento los tacos en la cabeza, las piernas y el pecho. Así, hasta seis veces. Simão se quedó retorcido en el suelo. Cocu, un jugador normalmente muy tranquilo, se encaró a gritos con el árbitro y Rivaldo se dedicó a atender a su amigo. La acción quedó impune: ni siquiera fue merecedora de falta -habría sido penalti- ni de una tarjeta amarilla -habría supuesto la expulsión del argentino, que ya había sido amonestado-.

Simão, en una conversación que mantuvo ayer con El Mundo Deportivo, afirmó que tuvo la seguridad, de entrada, de que Ayala le hizo penalti y, luego, añadió: 'Y después pasa lo que pasa... Todo el mundo lo vio. Yo, al principio, noté mucho dolor y por eso no protesté y me quedé en el suelo. Cuando me sobrepuse, pensé que el colegiado debería haberlo expulsado. Si en el campo el árbitro no vio lo que hizo, me imagino que hoy (por ayer) ya lo habrá visto por televisión y los diarios'. El portugués no quiso confirmarlo, pero el diálogo corrió: en un momento del partido le reprochó a Ayala porque, al final, le sacaría un ojo y éste le contestó que ésa era su intención. Simão afirmó que echó en falta un gesto conciliador de Ayala: 'No me pidió disculpas y me habría gustado'.

'No vi a Simão. Corría hacia atrás y le pisé sin querer. Por eso le pedí disculpas'. Se crean o no, éstas son las explicaciones del central valencianista, Ayala, para justificar su agresión. Previamente, nada más comenzar el partido, Ayala ya le hizo una contundente entrada a Rivaldo, por la que vio la tarjeta amarilla. Pero ni siquiera esta amonestación frenó la agresividad del argentino, que salió revolucionado.

Rivaldo se convirtió el sábado en el jugador más golpeado de la Liga en un solo partido esta temporada. Le hicieron 13 faltas. Le siguen Tomic (12) , del Oviedo, y Esnaider (11), del Zaragoza. Sus verdugos del Valencia fueron: Albelda (tres faltas), Mendieta (dos), Baraja (dos), Ayala (dos) y Djukic, Carboni, Angloma y Kili (una).

Josep Maria Coronas, directivo del Barcelona, dijo ayer que el club azulgrana no suele remitir vídeos al Comité de Competición por si fueran susceptibles de comportar una sanción. La comisión delegada del club se reunirá, como cada lunes, esta noche y, en principio, no se alterará esa política. Sin embargo, Coronas recordó que el Comité puede actuar de oficio, como ya sucedió la temporada pasada, cuando sancionó a Kluivert por propinar un codazo a Cota, del Rayo. El equipo de Vallecas no había denunciado al holandés y a Kluivert le sancionaron con cinco encuentros.

Albelda, del Valencia, trató ayer de encontrar las claves de lo sucedido: 'Teníamos mucha tensión encima, de ahí este tipo de entradas tan feas. Pero creo que el árbitro pitó muchas faltas que no lo eran, sobre todo en el caso de Carew. Cortó el ritmo del partido'. Albelda vio a un Barça 'muy cambiado' respecto a anteriores años. 'Fue un equipo más rocoso, con menos toque, y que se encerró atrás a la espera de que resolvieran los de arriba [en alusión a Rivaldo y Kluivert]'.