Un equipo en dos turnos
Marcos entrena a los teóricos suplentes del Atlético de Madrid por la mañana y a los supuestos titulares por la tarde
Un técnico en la cuerda floja, un equipo desquiciado y perdido en el fondo de la clasificación de la Segunda División, una afición defraudada y un presidente desesperado buscan estos días en sus chisteras el conejo que ilumine tan negro panorama. El entrenador se llama Marcos Alonso; el conjunto, Atlético de Madrid, y el dirigente, Jesús Gil. El remedio que unos y otros no encuentran es ganar. Pero ¿cómo? Trabajando el doble. No los jugadores, pero Marcos sí.Es lo que ocurrió ayer. Por la mañana, a las once, en Majadahonda, estaban citados Sergio, Lardín, Lawal, Aguilera, que no acudió al estar aquejado de una gripe; Santi, que sufre una sobrecarga muscular y se ejercitó en solitario; López, Hernández, Carcedo, Llorens, Roberto, Cubillo, Mena, Kiko, Paunovic y Juan Carlos. Los teóricos suplentes, que jugaron un partido informal frente al filial de la Segunda B.
Por la tarde, a las cinco, en el estadio Calderón, se entrenaron los restantes, Santi y Aguilera incluidos. Los supuestos titulares jugaron frente al Juvenil B y ganaron por 5-0 con goles de Salva (dos), Correa (dos) y Luque. Dos turnos para un mismo equipo.
Dos meses de traspiés un domingo sí y otro también han colocado la libreta de Marcos al borde de la extenuación, pero el técnico confía en que el último as que guardaba en la manga resucite a su equipo. Llegado a ese punto crítico en el que uno ya no tiene nada que perder, con la sombra de la destitución sobre su cabeza, El Pichón -su alias como jugador- ha buscado un camino inexplorado que lleve a la victoria del cuadro y a su propia salvación. El problema es que el recurso resulta tan inusual y controvertido que en un club tan convulso como el Atlético se ha convertido en el penúltimo argumento para una nueva polémica. ¿Cómo se puede conseguir que el domingo haya un equipo cuando durante la semana hay dos?
Marcos sabe que su decisión ha levantado algunas ampollas e inmediatamente ha tratado de desactivar las críticas. El técnico habló ayer con sus jugadores para explicarles su medida y evitar suspicacias. Detrás de la fractura en dos grupos de la nutrida plantilla del Atlético no existe, asegura el cuerpo técnico, la intención de privilegiar a unos y damnificar a otros. "Tenemos 26 futbolistas. Si queremos jugar un partidillo, lo hacemos trece contra trece o cuatro se tienen que quedar fuera. Que un jugador de un equipo se quede sin entrenarse mientras el resto sí lo hace es un desprecio que no lo hace ni la peor persona del mundo", explica Emilio Cruz, el segundo entrenador del Atlético.
"De esta forma es mucho mejor. Puede que haya gente que piense que desde que empieza la semana hay elegidos unos titulares y unos suplentes, pero es todo lo contrario de lo que puede dar la impresión. Marcos no es un técnico que el lunes o el martes tenga ya decidido un equipo. Le da muchas vueltas al partido y seguro que frente al Salamanca juegan varios de esos jugadores que ahora parece que no lo van a hacer", razona la mano derecha del primer entrenador.
Los jugadores, al menos de puertas afuera, parece que le dan la razón. "A mí me da igual. En el fútbol todos sabemos si somos titulares o no", declaró Lardín tras el entrenamiento matinal. "Lo que yo quiero es entrenarme y entrenarme bien. Con una plantilla de 26 jugadores en un partidillo se quedan fuera cuatro. Lo mejor es dividir el trabajo. Así nadie se molesta", añadió.
Amaya, que no ha vuelto al equipo pese a estar completamente recuperado desde hace dos semanas de la lesión que sufrió a la vuelta de los Juegos Olímpicos -el pasado fin de semana ni siquiera fue convocado-, también se hace eco de la que parece la opinión mayoritaria dentro de la plantilla. "Marcos ha sido jugador y sabe lo que es quedarse sin jugar en un partido de entrenamiento. Es preferible que nos reparta y nos entrenemos unos por la mañana y otros por la tarde", argumentó.
El Salamanca será el sábado el juez que diga si esta vez Marcos ha acertado.
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