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FÚTBOL Tercera ronda de la Copa de la UEFA

El Rayo no se hiela

El conjunto madrileño sobrevivió al frío y al Lokomotiv

El Rayo, en un escenario terrorífico, evitó a duras penas el congelamiento, se comportó de forma heróica y dejó la eliminatoria pendiente de Vallecas. Lo hizo sobreviviendo a una temperatura de 15 grados bajo cero; a un césped helado, imposible, criminal, en el que el balón rodaba por su cuenta, loco como estuvo los 90 minutos, y a un rival, el Lokomotiv, más acostumbrado a pesadillas de este tipo.A los cinco minutos, Michel intentó un regate de fantasía. Pronto se dio cuenta de que no estaba aquello para ponerse pizpireto. El fútbol no tenía nada que decir ayer en Moscú. Sólo 24 horas antes, el Spartak, de más entidad que el Lokomotiv, le hizo un roto de cuidado al Arsenal, al que dejó helado con un sorprendente 4-1. El Rayo llevaba la lección aprendida. Así, saltó al césped a dejarse el alma.

LOKOMOTIV 0RAYO VALLECANO 0

Lokomotiv de Moscú: Nigmatuline; Tcherevtchenko, Tchugainov; Sennikov, Nijegorodov, Evseev (Lauryk, m. 86); Sarkisian (Mamikov, m. 55), Kharlatchev, Drozdov; Janashia (Therekin, m. 64) y Boulkyne.Rayo Vallecanno: Keller; Alcázar (Bolo, m. 46), Ballesteros, De Quintana, Mingo; Mauro, Pablo Sanz, Poschner, Michel (Setvalls, m. 86) ; Quevedo; y Bolic (Iván, m. 75). Arbitro: Huyghe (Bélgica). Amonestó a Ballesteros. Unos 4.000 espectadores en el Dinamo Stadium.

Juande Ramos colocó a Bolic arriba porque el bosnio parecía el jugador más adecuado para resistir aquel tormento. Así que el hombre se abrigó hasta las orejas y se propuso molestar en lo posible a los dos defensas que le vigilaban. A los tres minutos lanzó a puerta a ver qué pasaba, avisando quizá de que el Rayo haría algo más que aguantar en la cueva. La sombra de Ballesteros se hizo enorme en la defensa y las acometidas del Lokomotiv se derretían al borde del área. Excepto aquélla en la que Kharlatchev disparó, el balón se fue a un poste y Alcázar se jugó la lesión para evitar que Janashia fusilara a Keller.

Poco después llegó el descanso y en el vestuario rayista se quemó algodón para hacer una hoguera con la que calentarse. Por delante quedaba la otra mitad del suplicio. Dado que el balón iba y venía como le daba la gana y allí estaban sus jugadores intentando sujetarlo antes de resbalarse, de caerse, de levantarse, de volver a patinar y de comprobar, no sin sorpresa, que ya para entonces estaba en otro sitio, el Rayo se agarró al pelotazo y optó por la supervivencia. Hasta que llegó Bolo para firmar la acción más espectacular del partido, por llamarlo de alguna manera, y se dio el lujo de llevarse la pelota de tacón antes de disparar con timidez. El mismo jugador pudo aprovechar un balón que le cayó, no se sabe bien cómo, delante, pero patinó y se fue al suelo.

El Lokomotiv desaprovechó la última ocasión, un remate con el hombro de Kharlatchev que se fue a la madera, y el conflicto quedó abierto para la vuelta, en la que no hay más favorito que el Rayo, un equipo trabajadísimo, que no pierde el sitio ni a empujones y que ayer se fue feliz de Moscú tras el horror vivido.

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