El Celta pierde el liderato y ofrece su peor cara en Vallecas
El Rayo reventó a un equipo que sin Mostovoi se mostró estático y predecible, y que perdió a Catanha por doble amonestación

Sin Mostovoi el Celta fue un equipo blando. Perdido con el balón en sus pies. Sin rumbo. A merced de lo que hiciera Gustavo López, demasiado solo y demasiado intermitente -en su línea-. El argentino fue la única baza del Celta en Vallecas, donde el Rayo ganó el duelo táctico, se defendió mejor, jugó mejor y remató con goleada a un rival desorientado al que le faltó tomar conciencia de que el balón se administra con el único objeto de meterlo en una caja de redes, en el extremo del campo contrario.El Celta y el Rayo se igualaban en todo en el descanso: seis tiros a puerta, once faltas, dos corners y una tarjeta amarilla cada uno. Todo menos la posesión de la pelota: ahí el Celta ganaba con un 60% sobre un 40% del Rayo. Un tiempo perdido. Una ventaja inocua desde que Mostovoi se fue del partido con una lesión muscular. El sustituto, Jesuli, no logró meterse nunca en el partido.
RAYO VALLECANO 3CELTA DE VIGO 0
Rayo: Lopetegui; Alcázar, Ballesteros, De Quintana, Mingo; Helder (Ivan, m.86), Poschner, Quevedo (Ferreira, m.88), Setvalls (Mauro, m.68); Michel y Bolo.Celta: Pinto; Velasco, Cáceres, Djorovic, Juanfran (Manolo, m.65); Vagner (McCarthy, m.60), Giovanella; Karpin, Mostovoi (Jesuli, m.23), Gustavo López; y Catanha. Goles: 1-0, m.15, De Quintana cabecea solo un córner. 2-0, m.87, Mauro define solo ante Pinto. 3-0, m.90, Michel sorprende a Pinto con un falso centro. Árbitro: Rodríguez López. Amonestó a Ballesteros, Alcázar, De Quintana, Mauro, Setvalls, Poschner, Juanfran, Velasco y McCarthy. Expulsó a Catanha. Unos 8.000 aficionados en Vallecas.
El Rayo se cubrió mejor desde que el Celta sólo atacó con los extremos -Gustavo López y Karpin- y dejó tirado a Catanha, más solo que la una, emparedado entre De Quintana y Ballesteros. No ofreció más variantes el Celta, y sus laterales desbordaron mal y poco. Juanfran se desbocó como bolilla de petaco, chocando con cuantas abejas se le enfrentaron, cada vez que Helder le dejó unos metros. Velasco estuvo más suelto, pero hizo poco en una banda frecuentada por Michel, que estaba inspirado. En esas condiciones, el Celta siempre atacó en alevosa inferioridad numérica. Y Catanha -más célebre desde que lo convocó Camacho-, terminó bajando balones con la mano en la propia cara del árbitro, que lo expulsó. El brasileño se marchó desquiciado y sin rascar bola, al menos con el pie.
Lopetegui, por su parte, remató una tarde heroica. Tres oportunidades claras tuvo el Celta. Tres remates duros -Velasco, López y McCarthy- que el portero vasco despejó con tres reacciones rápidas de su guante. No hubo más peligro que ése en las inmediaciones de su área. Siempre estuvo protegido por su defensa y por su centro del campo, liderado por Poschner. Desde que el Rayo metió el primer gol, se retiró atrás, a esperar. Y pudieron pasar horas así. Porque al Celta se le acabó la imaginación en Gustavo López. Los gallegos fueron predecibles, no desbordaron, entraron en crisis nerviosa. Regresaron a Vigo goleados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
