Reggie Kray, el último gánster británico
La muerte de Reggie Kray, de 66 años, miembro de la familia de gánsteres más famosa del Reino Unido, cerró ayer una era de la historia popular del país. Encarcelado en 1969 por el asesinato a navajazos de uno de sus rivales, Jack McVitie, alias El Sombrero, formaba, junto con sus hermanos Ronnie y Charlie, el trío más temido del East End londinense. El barrio es uno de los más deprimidos de la ciudad y sirve de escenario a la serie EastEnders, celebrado culebrón de la BBC. Duros, atractivos y, a su manera, respetuosos con los débiles, los Kray parecían salidos de una novela negra. Nunca permitieron que nadie abusara en su presencia de las mujeres y los niños, pero fueron implacables con sus enemigos de las bandas vecinas.Con fuertes sumas de dinero en el bolsillo obtenidas extorsionando a los comerciantes de su barrio, Reggie ejercía una curiosa influencia en los círculos artísticos londinenses de los años sesenta. Mientras Scotland Yard le seguía los pasos, el fotógrafo David Bayley, hoy uno de los grandes de su profesión, le inmortalizaba en su estudio junto a Ronnie, su gemelo. Diagnosticado como psicópata, este último mató a tiros en 1966 a George Cornell, otro gánster londinense que le llamó "maricón seboso". Incluso hoy, los estilizados retratos de la pareja devuelven la atracción del peligro que le resultara irresistible a la sociedad británica de los Beatles, la minifalda y la generación de cineastas de la crítica social. Cuando los jueces les condenaron a ambos a cadena perpetua, los hermanos Kray iniciaron un capítulo igualmente mítico de su biografía.
Como ninguna de las peticiones de indulto depositadas en Downing Street en su nombre prosperó, Reggie y Ronnie se convirtieron en los presos más veteranos del Reino Unido. Ronnie falleció hace cinco años en la cárcel. Charlie, cerebro de una ambiciosa operación de tráfico de drogas, murió en prisión el pasado abril. En cuanto a Reggie, casado desde 1997 con Roberta Jones, licenciada en Filología Inglesa, de 41 años, sólo la enfermedad le libró de las rejas. Cuando se supo que el cáncer que le aquejaba era inoperable, el Ministerio de Interior le excarceló en agosto por motivos humanitarios. El lugar elegido para sus últimos días fue la suite nupcial de un hotel junto al río en Norwich, al este de Inglaterra.
Su desaparición sólo agrandará su leyenda. Incluso los más despegados de sus compatriotas apuntan hoy que sus crímenes nunca salpicaron al resto de sus vecinos. "Suprimía a los que eran como él", es la frase más repetida para describir al notorio gánster cuyas andanzas han inspirado novelas y películas y que supo rodearse de famosos en los 30 años escasos que pasó en libertad.-
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