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Por san Jorge

JULIO SEOANESi es usted un lector algo mañanero, estará leyendo estas líneas pocos momentos antes de la votación para secretario general de los socialistas valencianos. Deseamos que la elección sea un acierto, porque eso nos beneficia a todos, aunque no lo tienen nada fácil. Y eso me recuerda aquel viajero asustado que viendo que el tren va a descarrilar, tira con decisión del freno de emergencia y observa pasmado que no pasa nada, mientras sale una tarjeta de la ranura de la palanca que dice: "Sí esta en apuros, rece usted a san Jorge". No perdemos nada intentándolo, pero habrá que darle alguna pista.

Las personas que se presentan como candidatos son todas sinceramente respetables y de una dignidad evidente, pero su significación política es algo más borrosa. Resulta difícil diferenciarlos por alguna característica ideológica de cierta importancia, el rastro que dejan en los discursos y escritos de la campaña están hilvanados a muy última hora y su personalidad política es todavía poco consistente para imaginar el futuro. Desde luego, con todos los matices y variedades que merece cada uno.

Sin embargo, el momento político que vive este país y el conjunto de la sociedad española no es nada fácil. Estoy dispuesto a aceptar, si es necesario, que todo va bien. Sin embargo, no podemos confiar en el piloto automático porque existen signos suficientes de tormentas y turbulencias, que sería pesado enumerar y que todos conocemos, como para augurar una época crítica que marcará el sentido y hasta el contenido de los próximos años.

Por eso, y por algunas otras razones, necesitamos políticos valencianos que sepan enfrentarse al futuro, políticos valencianos para el nuevo siglo. Me gustaría, es una opinión, que fuera gente sin pretensiones de dominar demasiado los acontecimientos, que no creyesen en el control de la historia, que coquetearan con ella y, como mucho, que intentaran negociar alguno de sus aspectos.

Añadiría también, soñar no cuesta nada, que se inclinaran más por la planificación que por el riesgo. Las viejas y las nuevas tecnologías de la sociedad actual, hacen que el riesgo tenga repercusiones demasiado graves para demasiada gente. El romanticismo de las decisiones arriesgadas significa ahora catástrofes colectivas para varias generaciones.

Finalmente, por pedir que no quede, sería bueno que esos políticos confiasen un poco en la suerte. No me refiero a que les guste abandonar las cosas al azar, sino que confíen un poco en la buena suerte y abandonen así la terrorífica voluntad política de los viejos gobernantes de este siglo.

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Los candidatos que se presentan hoy a la elección de secretario general, representan a las distintas orientaciones y fuerzas que constituyen el panorama del socialismo valenciano. Pero también hay que pensar que son parte de los políticos valencianos que tendrán que enfrentarse al futuro inmediato y necesitan responder a estas nuevas características del siglo.

Amigo lector, a estas horas ya no hay quien detenga el tren y es inútil intentar tirar del freno. Por eso, lo mejor es rezar a san Jorge, por poner un ejemplo, que nos haga caso en algo, que no se arriesgue mucho y que haya suerte.

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