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LA INAUGURACIÓNSydney 2000

Como 20 óperas a la vez

La ceremonia plasmará el crecimiento de los Juegos y la diversidad multicultural australiana

Robert Álvarez

Seguridad reforzada

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La infanta Pilar y Estiarte

A un paso del cambio de milenio, la tecnología concentrará hoy su potencial para poner al alcance de todo el mundo la gran fiesta del deporte que tendrá lugar en el Estadio Australia, la ceremonia de apertura de la 24ª edición de los Juegos Olímpicos (19.00 horas en Sydney, a las 10.00 hora española). El escenario de mayor capacidad que jamás haya albergado la inauguración de unos Juegos -110.000 espectadores-, es sólo un reflejo del incontenible crecimiento de un evento que, 104 años después de haber sido recuperado en su versión moderna por el barón de Coubertin, ha adquirido una trascendencia política, económica y cultural que ha sobrepasado su propia esencia.La ceremonia, con una duración programada de tres horas y siete minutos y medio y con las previsiones meterológicas de su lado -unos 21 grados, sin lluvia y con viento moderado-, escenificará la multidiversidad cultural australiana y promete un espectáculo multicolor que entretenga, emocione y mantenga el suspense de los ritos olímpicos: el desfile de los deportistas, la llegada de la bandera olímpica, los juramentos olímpicos y el momento final y culminante del encendido del pebetero cuyo protagonista y procedimiento se han mantenido en secreto.

La llegada de las personalidades y jefes de Estado, entre quienes se encuentran la princesa Ana de Inglaterra o Chelsea Clinton, la hija del presidente de Estados Unidos, precederá el espectáculo de unos 50 minutos en los que intervendrán unos 12.500 figurantes de los que unos 6.000 serán escolares y en los que se interpretarán cuatro de las canciones seleccionadas entre las más de 4.000 propuestas. Una de las protagonistas será la cantante Olivia Newton John, que interpretará junto a John Farnham el tema Atrévete a soñar. Otra actuación será la de Nikki Webster, una niña de 13 años, que representará el papel de niña héroe.

El argumento principal de la parte cultural del espectáculo será una serie de relatos en los que se hará una sinopsis de la historia de Australia a través de la música, la danza y los efectos especiales. Estará representado el movimiento aborigen, que defiende los derechos que en su día les fueron arrebatados y su identidad cultural propia, además de la diversidad multicultural en el único país del mundo que tiene soberanía sobre un continente entero, tan extenso como EE UU pero habitado por sólo 19 millones de personas, que el año que viene celebrarán el centenario de su indepencia tras la unión en 1901 de sus seis antiguas colonias británicas."He estado implicado en otras dos ceremonias y ésta es la mejor que he visto", dijo ayer el director de la misma, Rich Birch. "Es como si escucharas 20 óperas a la vez", resumió uno de los espectadores que la presenciaron.

Todo va a ser más grande en Australia. Va a haber más deportistas que nunca, 11.147, es decir 837 más que hace cuatro años en Atlanta, y que van a representar a 199 países en 28 deportes y un total de 300 disciplinas y un dispositivo tecnológico que debe responder a una audiencia global estimada en unos 3,5 billones de televidentes. El COI ha puesto el acento en la carga simbólica que tendrá el desfile de los participantes en el que Corea del Norte y Corea del Sur tomarán parte por vez primera de forma conjunta y bajo una única bandera portada por un atleta perteneciente a cada una de ellas y el hecho de que la delegación de Bosnia-Herzegovina esté integrada por bosnios, serbios y croatas.

Los discursos oficiales concluirán con la proclamación de la apertura de los Juegos Olímpicos. Habitualmente es el jefe del Estado quien se encarga de ello -según la constitución de Australia, la Reina de Inglaterra- pero después de que el Gobierno intentara que el cometido lo llevase a cabo su primer ministro, el COI sólo aceptó que fuera el representante de la Reina, el gobernador general Sir William Deane, quien se encargue de declarar abiertos los Juegos.

Disipada, en principio, la gran preocupación en torno a la posibilidad de que hubiera un tiempo adverso, todos los esfuerzos se centran en mantener a toda costa la seguridad que impida que se produzca cualquier tipo de incidente en el Estadio de Australia. Los esfuerzos se han redoblado debido a la amenaza de los grupos que se han venido manifestando la última semana en Melbourne ante el hotel en el que se ha celebrado la reunión del Foro Económico Mundial. Que nada ni nadie estropee la fiesta. Ese es el lema y el propósito de los organizadores de los últimos Juegos del milenio.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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