Las letras catalanas despiden a Ramon Aramon, discípulo de Fabra

Unas 400 personas se reunieron ayer en el tanatorio de Les Corts de Barcelona para dar el último adiós a Ramon Aramon i Serra, filólogo discípulo de Pompeu Fabra y secretario general del Institut d'Estudis Catalans (IEC) de 1942 a 1989, que falleció el lunes por la noche en Barcelona a los 92 años. Aramon estudió Filosofía y Letras en Barcelona y luego amplió estudios en Berlín y Leipzig. A partir de 1934 fue ayudante de cátedra de Fabra, el principal filólogo del catalán moderno, y fundó la Sociedad Catalana de Estudios Históricos. Sus investigaciones se concentraron en el estudio de las leng...

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Resistencia cultural

Unas 400 personas se reunieron ayer en el tanatorio de Les Corts de Barcelona para dar el último adiós a Ramon Aramon i Serra, filólogo discípulo de Pompeu Fabra y secretario general del Institut d'Estudis Catalans (IEC) de 1942 a 1989, que falleció el lunes por la noche en Barcelona a los 92 años. Aramon estudió Filosofía y Letras en Barcelona y luego amplió estudios en Berlín y Leipzig. A partir de 1934 fue ayudante de cátedra de Fabra, el principal filólogo del catalán moderno, y fundó la Sociedad Catalana de Estudios Históricos. Sus investigaciones se concentraron en el estudio de las lenguas románicas. Publicó diversos trabajos sobre las literaturas medievales en catalán y provenzal. Tras la guerra civil, Aramon se erigió como continuador de la labor del IEC. Su doble papel, como activista en defensa de la lengua y la cultura catalanas y como filólogo, se vio recompensado con la concesión de las máximas distinciones catalanas.

La ceremonia religiosa fue oficiada por el ex abad de Montserrat Cassià Maria Just, y en ella participaron el historiador y jesuita Miquel Batllori, compañero de estudios de Aramon, y el presidente de Esquerra Republicana de Catalunya, Jordi Carbonell, que fue discípulo suyo. El funeral contó con la presencia del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y de los consejeros de Cultura, Jordi Vilajoana; de Educación, Carme-Laura Gil, y de Universidades, Andreu Mas-Colell.

En su parlamento, Carbonell glosó la figura de "un hombre fiel a su pueblo, a su lengua y a su cultura y que creyó en los ideales de la libertad, la democracia y la justicia". Como todos los presentes, Carbonell quiso destacar la labor de Aramon como garante de la continuidad del IEC durante el franquismo: "Siguió el consejo de su maestro, Pompeu Fabra, que desde el exilio dijo que no se tenía que abandonar ni el trabajo ni la esperanza". Algo que le llevó a "ser el motor más eficaz de la llamada resistencia cultural". También recordó que Aramon vivió esos años en "una gran estrechez económica" y "un riesgo personal continuo". Tras el funeral, Pujol aseguró que la muerte de Aramon "recuerda que la lengua catalana ha estado durante mucho tiempo perseguida" y que, "si se ha salvado, ha sido porque algunas personas lo han sacrificado todo por defenderla". "En este sentido", agregó, "Aramon ha sido un ejemplo del más alto nivel". Considerado un purista de la lengua, Aramon fue recordado ayer, por encima de polémicas acerca de la normativa, en su vertiente más cívica. El presidente del IEC, Manuel Castellet, que le sustituyó en la secretaría general en 1989, afirmó que fue el "hombre clave de la entidad, la persona que permitió que siguiera existiendo durante la dictadura. Lo consiguió a base de mucho trabajo, voluntad y tozudez, cuidando mucho las relaciones internacionales, pero también buscando mecenas entre la alta burguesía catalana".

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