Ramón Barea dirige 'La dama y el cardenal', inspirada en 'El misántropo'

A medio camino entre el homenaje y la secuela, el dramaturgo francés Jacques Rampal escribió La dama y el cardenal -obra inspirada en Alceste y Celimene, personajes de El misántropo de Molière-, que se estrenó en París en 1995. Como si de una segunda parte del texto del autor clásico se tratara, Rampal planteó el reencuentro entre los dos enamorados, 20 años después de donde los dejara Molière. Por encargo de la productora vasca Txalo Producciones, Ramón Barea ha dirigido la obra en una versión protagonizada por Ane Gabarain y Cándido Uranga que puede verse en el teatro Goya hasta el 30 de julio.Es ésta la historia de un reencuentro. Pero es, por encima de todo, la constatación de que los dos enamorados están condenados a no entenderse. En las dos décadas que han pasado separados, Celimene se ha casado y ha tenido hijos. Alceste ha ido escalando puestos en la jerarquía eclesiástica hasta convertirse en cardenal. Siguen amándose, pero su carácter y su forma de encarar su existencia son tan diferentes que no es posible la convergencia. Barea señala que Celimene "vive la vida", mientras que Alceste "está empeñado en sufrirla".

La dama y el cardenal está narrada en clave de comedia sentimental y ambientada en el siglo XVII. Barea destaca: "Rampal juega con la carpintería teatral de Molière. Es una obra de época, los personajes hablan de temas propios de la época y su conversación evidencia el desencuentro". Avanzada a su tiempo, Celimene tiene ideas propias y se subleva contra las desigualdades entre hombres y mujeres. En cambio, Alceste es inmovilista y retrógrado. "Rampal se decanta por el personaje femenino, lo hace mucho menos frívolo de como lo creó Molière. En cambio, el cardenal es un hombre avinagrado que no deja espacio en su vida para la felicidad", señala el director.

La obra se estrenó en euskera hace un año en San Sebastián, y ha recibido los premios de la crítica y de la Unión de Actores del País Vasco.