La espantada de los cuatro candidatos

Por lo visto ayer, la unidad de la izquierda sólo se construirá por la base. Al "debate de ideas" asistieron más de 500 personas; "un gran éxito", presumían los organizadores, teniendo en cuenta que era el primer domingo de las vacaciones. Pero a Nueva Izquierda le faltaba ayer algo -su aliado-, y estaban algo tristes. Habían prometido aportar sus ideas a las jornadas los cuatro candidatos a la secretaría general del PSOE. Ninguno apareció. Todo un contratiempo. Para López Garrido, "la izquierda tiene que verse las caras" si quiere construir una alternativa.Habían invitado también a Víctor Ríos, coordinador de la presidencia de Izquierda Unida -coalición de la que se escindió Nueva Izquierda en 1997, llevándose a 5 de sus 21 diputados-. IU le prohibió asistir; Ríos, al menos, contribuyó al debate con un texto titulado Tiempos de oscuridad.

En las filas sindicales tampoco llegaron los previstos. El suegro de Antonio Gutiérrez, ex secretario general de Comisiones Obreras, se rompió una cadera el sábado por la noche, y éste tuvo que viajar urgentemente a Valladolid. Javier Doz, del sindicato, tuvo que excusar al actual líder, José María Fidalgo, que también falló. En este caso fueron "motivos laborales" los que, ayer domingo, le impidieron sentarse a la mesa redonda. "Nos va a costar un poco el debate de la izquierda", reconocían ayer varios ponentes.

De las siete ausencias importantes, las que más brillaron fueron las de los cuatro -todos los que hay- aspirantes a liderar el PSOE a partir del congreso de dentro de tres semanas. El primero en anunciarlo públicamente fue José Bono, el único que llamó para excusarse formalmente. Estaba en Asturias, en una reunión con delegados del próximo congreso y militantes socialistas en la agrupación de Oviedo. "A la caza del delegado", bromeaban ayer en Nueva Izquierda. Tuvo que ser el presidente de la federación asturiana y portavoz parlamentario,Luis Martínez Noval, el que salvara la cara al partido en la convención celebrada en Madrid.

Rosa Díez tuvo "celos" de Bono, según los organizadores. A la eurodiputada, que estaba en Madrid el fin de semana, le fastidiaba, parece ser, hablar por la tarde y que fuera la de Bono la única intervención prevista para la mañana. "Primero dijo sí; luego no; después sí otra vez; y, finalmente, que no. Le molestaba no salir en el telediario de las tres", fue la explicación de otro integrante de NI. "El debate en el PSOE está muy personalizado", respondía mientras en rueda de prensa, sin querer polemizar demasiado, López Garrido, que reconoció que "les gustaría que hubiesen estado con ellos" los compañeros socialistas.

A Matilde Fernández es a las que más crédito daban ayer: "Tenía que cuidar a sus padres". Del cuarto aspirante, José Luis Rodríguez Zapatero, todavía no sabían nada por la noche. Según el ex diputado Nicolás Sartorius, la explicación es todavía más fácil: los candidatos socialistas "están a otro rollo".

La diputada Cristina Almeida resumió la jornada, de todas formas, como "un éxito, por la participación masiva". Pero reprochó a sus compañeros del PSOE que "falta debate político". El eurodiputado socialista José María Mendiluce criticó a los candidatos a liderar su partido y les recomendó que "empiecen a respetar mucho a la gente".