Camacho debe seguir la búsqueda
Parecía conveniente evitar los experimentos, pero la realidad del equipo tiene poco que ver con el ideal que pretendía el seleccionador
El fútbol ha demostrado repetidas veces que las competiciones tienen un latido propio. Conviene escucharlo para no extraviarse o caer en el inmovilismo. España llegó a la Eurocopa con el mismo equipo que había pasado como un huracán en la fase de clasificación y se había mantenido firme ante Italia y Brasil. Parecía conveniente evitar los experimentos, a la vista de la fiabilidad de la selección durante un año en el banco de pruebas. En el recuerdo pesaban las dudosas decisiones de Clemente en el Mundial de Francia, interpretadas como una demostración de falta de confianza. Sin embargo, a estas alturas de la Eurocopa se ha confirmado la enorme distancia entre el ideal que pretendía Camacho y la realidad del equipo, gripado desde el arranque del torneo.No han sido pocas las ocasiones en las que un equipo se ha vertebrado con éxito a lo largo de un Mundial o una Eurocopa, a veces en situaciones de emergencia, frente a la crítica de la prensa, la desesperación de los aficionados y la perplejidad de los jugadores. El Madrid que ganó la Copa de Europa fue un producto de múltiples ensayos, muchos fallidos, otros desconcertantes y algunos cruciales en el éxito. Todos los datos informan del pobre juego de España en los dos partidos que ha disputado. Ha sido una deficiente actuación en todos los aspectos. Y Camacho ha terminado por reconocerlo de manera implícita. Los cuatro cambios en la alineación frente a Eslovenia fueron producto de la necesidad, y no cabía ningún reproche a su decisión por lo que respecta a la entrada de Abelardo, Mendieta y Alfonso. Mucho más discutible fue la sustitución de Molina por Cañizares, poco explicable en un entrenador que está considerado como un campeón de la lealtad a sus jugadores. Precisamente por la magnitud de su error, Molina necesitaba una reparación. Camacho no lo entendió así y lo señaló con el dedo. Posiblemente se trate más de un problema de carácter moral, pero el caso es que la eliminación de Molina tiene algo de decepcionante.
Hubo unanimidad en la necesidad de los cambios, que se revelaron productivos, especialmente por lo que se refiere a Abelardo y Mendieta. Pero los signos del equipo son muy preocupantes. Se reconoce desde las tribunas de la prensa, por los comentarios de la gente y también por boca del seleccionador, que volverá a modificar la alineación frente a Yugoslavia. Camacho también siente que su idea pasaba por un equipo y que la competición le lleva por otro. El técnico español habló de dos o tres cambios. No dio nombres en medio del debate sobre los damnificados. En todo caso, Guardiola jugará de titular. Lo dijo Camacho alto y claro. Habló de lo que representan ciertos jugadores, del papel que cumplen, de la confianza que le merecen en las buenas y en las malas. Para Camacho, Guardiola es una referencia básica en el equipo. Tiene razón. No ha jugado bien, pero esa lacra es extensible a la inmensa mayoría de los jugadores. Guardiola no es un intocable, pero muchos de los defectos del equipo no se deben al centrocampista del Barcelona. Más grave que el caso Guardiola se antoja el caso Valerón. En la Eurocopa, el jugador del Atlético ha caído en una intrascendencia total. Para hacer de Guardiola, ya está Guardiola. Para hacer de Valerón se necesita un jugador capaz de adentrarse hasta la mediapunta y crear el caos en las líneas enemigas. ¿Cómo se consigue? Buscando pases determinantes a los delanteros, apareciendo por sorpresa en el área, actuando como un satélite alrededor del medio centro. Ése es el papel de Valerón, de cualquier medio de enganche. Todavía no le hemos visto. No es una cuestión de impresiones. Las estadísticas no reflejan un solo pase de Valerón con posibilidad de gol, lo que ahora llaman asistencias, ni un tiro de media distancia, ni una incorporación al área, sin asumir las responsabilidades habituales en un jugador de sus características.
Muchas de sus inhibiciones fueron soslayadas por Mendieta desde la banda izquierda. Si lo hizo desde una posición poco natural, podría interpretarse que junto a Guardiola tendría más posibilidades para batallar en el medio campo y buscar lo que le caracteriza: el remate, la llegada, la agilidad para superar líneas. Eso significaría el reingreso de Fran, que probablemente necesita por detrás a un jugador de características diferentes a las de Aranzabal, muy similar al jugador del Deportivo. Quizá sea la hora de un defensa explosivo, uno que tiene experiencia en Mundiales y Eurocopas, uno sin complejos. Sergi, por ejemplo.
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