El Barça entra en la final
La inferioridad del Tau en el rebote le impide forzar el desempate
TAU VITORIA 74- BARCELONA 98No hubo opción a la duda. El Barcelona no se la concedió al Tau. Entró ayer en la final por la puerta grande y con más seguridad en sí mismo de la que acudió a las semifinales. El Unicaja le había generado más incertidumbres en la eliminatoria anterior. Y eso que el cuarto partido arrancó prometedor, con una mezcla de talento, acierto y rapidez. El marcador, según separó más a ambos equipos, apagó todas esos atractivos. La responsabilidad es de la tremenda superioridad del actual campeón.La diferencia entre los dos la puso un detalle del juego tan voluble como decisivo: el rebote de ataque. Un aspecto innato en los jugadores. O se tiene o no. Los hombres de Aíto nacieron con ese don. Los de Julio Lamas no, y además no supieron corregirlo con una dosis extra de garra (el factor que decidió el choque anterior). El dato en el descanso era aplastante: 12-0 en rebotes ofensivos, lo que concedió al Barça diez tiros más que a su rival.
Tau Vitoria: Bennett (6), Espil (12), Foirest (11), Mills (10) y Garbajosa (2); Oberto (6), Corchiani (2), Esteller (24) y Nocioni (1)
Barcelona: Goldwire (14), De la Fuente (5), Gurovic (16), Alston (16) y Dueñas (2); Elson (6), Rodríguez (13), Gasol (-), Navarro (15) y Rentzias (11). Árbitros: Ramos, Gallo y Requena. Eliminaron a Foirest y Espil. 9.300 personas en el Fernando Buesa Arena.
Fuera de esa abismal diferencia, el partido fue espectacular. Hubo un recital de Foirest y de Alston, y a su alrededor un juego meteórico, con una loable lucha por anotar cuanto antes, y no como en los cuartos de final, tan rácanos en todo. Pero cuanto más alto es el ritmo más ganan los equipos profundos. Al Barça nadie le gana en esto. Fue el más regular, frente al Tau, que tensó y destensó el partido y en cada flojera le cayó una pequeña dosis de puntos. Así, uno tras otro, acabó encajando 50 en la primera parte. Demasiado para un aspirante a alargar la serie.
El Tau subsanó más o menos el déficit reboteador en la segunda parte (la diferencia final fue abrumadora: 19 a 47), pero al tapar un agujero dejó abierto otro: los triples. El equipo vitoriano cerró más su aro y el Barça lo atacó desde lejos. Llevó el partido a un remedo de concurso de triples, su presunto punto flaco, y hasta en eso ganó. El actual campeón arredró a su rival de ayer y obligó a que el siguiente, su rival en la final, tome nota. Sin duda, parte como favorito.
Estudiantes y Real Madrid juegan hoy (19.15, Canal +) su cuarto partido, que será el último si lo ganan los blancos, que mandan, 2-1, en la semifinal.
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