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CICLISMO Giro de Italia

Toda Italia espera el milagro de Pantani en San Pedro

"Si Marco aparece en la audiencia del Papa, corre; si no, no", dice su gente

Carlos Arribas

"Si aparece en la sala Clementina, correrá el Giro, si no, no. Eso es todo". El milagro que espera toda la Italia ciclista deberá producirse hoy a las 10.30 de la mañana. Deberá consistir en la aparición ante el Papa, en el Vaticano, de Marco Pantani. Italia, Roma, un milagro, ciclismo, alma popular, Juan Pablo II... No habría forma posible de mejorar la puesta en escena del regreso a la competición del corredor más deseado.Sería imposible mejorar la historia. Un Giro empobrecido, sin figuras, sin apenas atractivos; un corredor pecador en busca de su alma; una audiencia del Papa en la Sala Clementina del Vaticano; una confesión general de todos aquellos arrepentidos; una organización deseando impartir el perdón; una televisión que necesita protagonistas; un periódico que necesita titulares grandes; una afición que pide magia... Todo un fondo soñado. La RAI, con sus cámaras en directo en San Pedro. Esperando el milagro. Y Pantani por encima de todo. Haciendo más grande su afamada fama de mago, de genio del espectáculo, de deportista imprevisible. El Giro empieza mañana con un prólogo en Roma. Lo correrán 180 ciclistas, pero sólo uno, lo corra o no, importa.

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Que sí, que es verdad, proclamaban ayer en su Cesenatico, que Marco ha cargado sus bicicletas y se ha ido a Roma. Que sí, que lo he visto, decían algunos taxistas en la Ciudad Eterna. Que lo he llevado a tal hotel. Otros se dedican a mirar por los pasillos del hotel donde está alojado su equipo, el Mercatone Uno.

Y su gente, Manuela Ronchi, su mánager, Felice Gimondi, Giuseppe Martinelli, trabajan para aumentar el suspense. "Pero no está nada preparado, no está nada organizado de antemano. Ha salido así. Los aficionados de Cesenatico han hecho correr la voz de que estaba muy bien, y la prensa enseguida se ha hecho eco".

Hoy no dice nada, mañana quizás. "Marco se dejará llevar por su instinto y es lo mejor que puede pasar", dice Ronchi, la mujer de confianza del Pirata, la que negocia sus contratos, su portavoz ante la prensa. "No debemos presionarle. Se ha concedido dos días de reflexión y hay que respetarlo".

La gente seria, los amantes del ciclismo de verdad, se llevan las manos a la cabeza. Adónde vamos a llegar. Marco Pantani dio sus últimas pedaladas en serio hace 11 meses, 4 de junio, llegada a Madonna di Campiglio, penúltima etapa del Giro. Esta temporada apenas ha corrido un par de días. 300 kilómetros de competición. De entrenamiento, no muchos más, aunque sus amantes, la gente de Cesenatico, dicen que lleva dos semanas entrenándose como un condenado, 200 kilómetros de puertos, ocho horas al día. Aunque sea verdad, ¿cómo va a estar para correr el Giro?

"Sí claro, de acuerdo", dice la Ronchi. "La lógica nos dice que es mejor que no lo corra. Pero no es eso, no es eso. Lo importante es el efecto psicológico que tendría su reaparición, el efecto que está teniendo el deseo de la afición de que vuelva. Pero si corre el Giro, lo hará como entrenamiento, sabiendo en todo momento que no podrá ganarlo ni estar con los mejores. Pero lo importante es recuperar al hombre, después ya recuperaremos al campeón".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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