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Reportaje:

La noche más triste del Atlético Relato de los sucesos posteriores a la letal derrota ante el Barcelona

Diego Torres

El Calderón parecía un estadio fantasma ayer por la mañana. Apenas unas horas antes, el Barça había pasado por su hierba como una aplanadora, entre el fragor y el silencio de 50.000 espectadores atónitos, mandando al Atlético a Segunda. Lo que quedó, a la luz del día siguiente, fue un recinto abandonado que encerraba un vestuario silencioso, con 20 jugadores deprimidos después de amanecer con la perfecta conciencia de ser futbolistas descendidos a Segunda División. Uno de ellos manifestó a este periódico su particular visión de los hechos. Pidió permanecer en el anonimato, pero sus sentimientos y sus temores son arquetípicos de lo que vive el vestuario rojiblanco: "Todo es igual de deprimente que hace semanas: en eso, nada cambió. En el próximo mes tengo que decidir a qué club me marcharé y no es fácil. Me han hecho ofertas de Italia, pero no sé qué hacer. Lo que nos pasa es horrible... Para colmo, Gil bajó ayer al vestuario después del partido a echarnos la culpa de todo. Y Antic se quedó callado, no tuvo nada que decir. No se habla con nadie y en el vestuario hace tiempo que le han perdido el respeto. No se mira a la cara con los jugadores, pero se ve que, por algún motivo, se siente más fuerte que nunca. Con él hemos empatado tres partidos y hemos perdido seis. Todos pensamos que si Ranieri hubiera continuado, seguiríamos en Primera".El propietario del club, Jesús Gil, bajó la noche del sábado al vestuario local, y puso a los jugadores contra la pared después de caer goleados contra el Barcelona (0-3). Entre insultos y amenazas, dijo a todos que antes de dejar el club debían pagar sus cláusulas de rescisión de contrato. Kiko prefirió no abundar ayer en el asunto -"No voy a entrar al trapo, con Gil ya nos conocemos muy bien"- y dijo que él seguirá con el Atlético en Segunda si el club lo quiere: "Si voy a seguir o no, eso hay que preguntárselo al club". Todo dependerá de que el club, con un presupuesto restringido por el descenso de categoría, esté dispuesto a pagar sus cerca de 300 millones anuales de ficha.

"Ha sido la mañana y la noche más complicada que hemos vivido todos en nuestras carreras deportivas", prosiguió el delantero jerezano. Con lágrimas en los ojos y la voz quebrada, Kiko recordó lo que sintió en el campo, cuando el Barcelona marcaba el primer gol. Un gol que resultaría fatal: "Se piensan mil cosas, temas deportivos, temas relacionados con el futuro personal. No es cuestión de buscar una excusa para la derrota, o una circunstancia negativa. Fueron muchas razones. Jugamos prácticamente igual que el día de Copa, pero aquel partido Jimmy metió la primera, y ayer no se aprovechó. Pesan las piernas, te notas nervioso. Porque tienes a 50.000 personas que están contigo a muerte y por mucho que haces no les puedes corresponder y... se nota. Te vas del partido. Cuando te meten un gol te lías a pensar: 'Joder!, vamos a bajar... el año que viene qué puede pasar... un club de 90 años de historia...' Piensas en todo menos en sacar el partido adelante".

Kiko apenas se podía mover el sábado en el campo. Su condición física es deplorable y paga su falta de recuperación, y su insistencia en jugar, presionando a los técnicos con el brazalete de capitán en su brazo. Los médicos le recomendaron un año de integración paulatina al ritmo de juego, tras una doble operación de tobillos, y Kiko pasó a jugar dos veces por semana, en Copa, Liga y Copa de la UEFA: "He estado 14 meses a muerte para recuperarme, trabajando mañana y tarde, y me he encontrado todo este calvario. Estaba loco por aportar cosas al equipo y se ha ido todo al traste. La situación no estaba para ir progresivamente con mi recuperación, tenía que entrar y coger el ritmo como fuese, lo antes posible. Ahora no me voy a excusar de haber salido precipitadamente. Tengo la misma parte de culpa que los demás, o quizá más".

Hace tan sólo cuatro temporadas, Kiko saboreó el doblete. Ayer probó su jornada más triste desde que llegó al Atlético: la noche en la que sintió como inevitable el descenso a Segunda.

Liquidación total

El director general del Atlético, Miguel Ángel Gil, es uno de los mayores responsables de la reestructuración del club para afrontar la Segunda División. Una de las incógnitas que se afana en despejar Gil ocupará sus próximas horas de trabajo: despedir a Antic o despedir a la gran mayoría de la plantilla y reemplazarla por jugadores nuevos. "El problema es que Antic cada día se lleva peor con los jugadores, pero no hay que olvidar que él tiene contrato con el club", explicó ayer. Su padre, Jesús, esgrimió argumentos económicos para prescindir del serbio: "Con lo que cobra, no podremos hacernos cargo de su sueldo en Segunda".El Atlético piensa vender a muchos de sus actuales jugadores antes de julio. Sus dirigentes esperan que su presupuesto se engrose con miles de millones de pesetas por traspasos. Hasselbaink, Valerón, Gamarra y Solari son algunos de los hombres que primero pueden dejar el club.

Miguel Ángel Gil es optimista ante la perspectiva de afrontar la batalla de Segunda, y busca comparaciones ilustres: "Son cosas que ocurren. El Milan descendió a Segunda, y el Mancheser, y el Valencia...".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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