Serguéi Zaliguin, escritor ruso

El escritor ruso Serguéi Zaliguin falleció el miércoles pasado en el hospital Clínico Central de Moscú a los 86 años. Zaliguin saltó a la fama a mediados de los años sesenta, cuando vieron la luz sus novelas En el Irtish y Barranco salado. La primera es una novela corta sobre la colectivización de una aldea siberiana en 1931, en la que muestra la crueldad que conllevaba la formación obligatoria de las haciendas colectivas soviéticas. La segunda muestra a un líder comunista como un carácter negativo, algo casi inconcebible en tiempos de la URSS. Variante sudamericana (1973), obra sobre una aventura extramatrimonial de una relevante científica, también tuvo una magnífica acogida.Zaliguin no sólo adquirió fama como escritor; también lo hizo como ecologista. Agrónomo e hidrólogo de profesión, fue uno de los más enconados enemigos del proyecto de desviar el curso de los grandes ríos siberianos hacia los desiertos del Asia Central, que de haberse hecho realidad habría tenido consecuencias nefastas tanto para la naturaleza de esa zona como para la de Siberia.

Zaliguin, además, fue director de la emblemática revista literaria mensual Novi Mir (Nuevo Mundo) durante doce años. En este puesto tuvo que superar la rabiosa resistencia de los ideólogos del Partido Comunista soviético (PCUS), que ordenaron destruir la portada de la revista donde se anunciaba el regreso a Rusia de la prosa de Alexandr Solzhenitsin. Finalmente, Serguéi Zaliguin logró publicar en Novi Mir el Archipiélago Gulag del desterrado premio Nobel de Literatura.

De todos los directores de Novi Mir en la época soviética, fue el único que no perteneció al PCUS, y el único también que dimitió voluntariamente para dedicar sus últimos años a escribir. Premio Estatal de Literatura (1968), Zaliguin obtuvo el máximo título honorífico de la URSS -Héroe del Trabajo Socialista (1988)-, y en 1989, durante la perestroika, fue elegido diputado del pueblo de la URSS. Otras obras dignas de mención son La Comisión; Después de la tormenta y Las lecciones del bisnieto Vovka.-