Gutiérrez alerta contra los riesgos de fractura del mercado laboral y la desigualdad entre regiones
Antonio Gutiérrez convirtió ayer su informe de gestión en una reflexión sobre el futuro de la izquierda y de los sindicatos. En su despedida como secretario general de CCOO alertó sobre los riesgos de fractura que se ciernen sobre el mercado laboral español, con un Estado de las autonomías que, a su juicio, no está bien cerrado y que está generando desigualdades entre regiones. Asimismo, dirigió duras críticas hacia el pensamiento único y la burbuja financiera, que hizo extensivas a la confusión ideológica que se está creando con "las políticas intercambiables entre la derecha y la izquierda".
Gutiérrez considera necesario "definir una configuración más acabada y estable del Estado español", en la que no se produzcan fracturas en el derecho del trabajo, la Seguridad Social o la unidad de mercado. Él cree que se trata de las materias con más posibilidades de caer en una desregulación si hay marcos distintos en las comunidades. Una preocupación que trasladó a los 999 delegados del VII Congreso de CCOO (sólo faltó uno de los previstos), pidiéndoles que se olviden de "los IPC autonómicos", tanto en la negociación colectiva como en los aumentos de pensiones, y de los marcos autónomos de relaciones laborales. Una desregulación que rechaza también de cara al futuro diálogo social. Al Gobierno Aznar, le pidió que no entorpezca las negociaciones entre sindicatos y patronal "con intromisiones o con nuevas reformas para abaratar el despido", y que no utilice su mayoría absoluta para aplicar medidas que provoquen el rechazo de los representantes de los trabajadores.
Ante la promesa del PP de lograr el pleno empleo en los próximos años, Gutiérrez dijo que "CCOO le toma la palabra" y va a vigilar estrechamente para que la cumpla, sobre todo con medidas dirigidas a las mujeres y los jóvenes. También reclama una mejora de la cobertura del desempleo, que ahora alcanza sólo al 50% de los parados, y que constituye "uno de los puntos principales de desacuerdo con el Gobierno en la pasada legislatura".
El resto de su informe de gestión estuvo dominado por el análisis político, la crisis de la izquierda y las razones que a su juicio han llevado al Partido Popular a lograr la mayoría absoluta el pasado 12 de marzo. "El PP ha obtenido una victoria clara y limpia", afirmó. "Y ha demostrado que no hay suelos ni techos electorales infranqueables".
Gutiérrez no le niega méritos en su gestión, aunque sí añade que el PP "ha contado a su favor con una excelente coyuntura económica", y le recomienda que no interprete que "España es ahora mayoritariamente de centro-derecha".
Sobre la derrota de la izquierda cree que ha pesado "su discurso catastrofista" y "la confusión de políticas intercambiables entre la derecha y la izquierda". Un modelo que no aconseja a las fuerzas progresistas españolas es la tercera vía de Blair, a la que ve por un camino que conduce al "pensamiento único con un debilitamiento de la democracia". Su opción es que la izquierda piense en sectores de la ciudadanía que se sienten desatendidos, que haga nuevas ofertas políticas y renueve sus mensajes.
Otra preocupación que mostró es que la mundialización y la nueva economía se conviertan en "una reproducción de las viejas fórmulas de acumulación capitalista", así como la utilización de los avances de las telecomunicaciones y la sociedad de la información como una vía "para la especulación de sus valores bursátiles, que está inflando peligrosamente la burbuja financiera y con una sobrevaloración de las cotizaciones de empresas que todavía no venden más que magia".
El sector crítico de Comisiones ha realizado una valoración muy negativa del discurso de despedida de Gutiérrez. El líder de este sector, Agustín Moreno, aseguró que la intervención fue eminentemente política y con una visión "centralista y neoespañolista" del país, que no se corresponde con su realidad cultural. "El discurso ha levantado ronchas en sectores importantes del sindicato, incluso en el oficial", indicó Moreno. La votación de los delegados, que se producirá mañana, dirá si es así.
El futuro equipo de dirección del sindicato todavía está pendiente de los últimos ajustes. El candidato a la secretaría general, José María Fidalgo, ha tendido puentes a su antiguo contrincante, Ignacio Fernández Toxo, incluyendo a uno de sus hombres del Metal, Ramón Górriz, como vocal. Otras nuevas incorporaciones de última hora provienen de federaciones que apoyaron a Toxo como precandidato. Se trata de María Antonia Montero ( Administraciones Públicas) y Sol Pardo (Enseñanza).
El proyecto de Fidalgo es contar con una dirección de 25 miembros, frente a la actual de 20. Los apoyos del sector crítico hacen prever que tenga en torno a nueve representantes. Su lista a la ejecutiva vuelve a estar encabezada por Agustín Moreno y Salce Elvira, y parece que no van a presentar candidato alternativo a la secretaría general, aunque el plazo para decidirlo no se cierra hasta hoy.
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