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FÚTBOL 30ª jornada de Liga

El extraño efecto de un 3-0

Desde el duelo en el Bernabéu, el Madrid malvive y el Barça lo gana todo

Nunca un partido tuvo efectos tan contradictorios. Hoy se cumple un mes desde que el Madrid zarandeó al Barça en el Bernabéu y lo derrotó por 3-0, y aquel resultado ha acabado por convertirse en la peor victoria de los blancos y la mejor derrota del Barça. Porque desde entonces las trayectorias de ambos han dado un giro inesperado. El Madrid se descuelga en la Liga y sufre horrores en la Liga de Campeones mientras el Barça, sencillamente, arrasa en los dos torneos.Extraño efecto el que ha producido un partido que al ganador lo dejó seco y al perdedor le ha dado alas. El Madrid, desde aquel día, ha disputado ocho partidos, cuatro de Liga y cuatro del torneo europeo, de los que ha ganado dos (al colista, Sevilla, y al Rosenborg), ha empatado cuatro y ha perdido los dos restantes, en los que salió goleado ante el Bayern Múnich. En ese mismo periodo y en las mismas competiciones, el Barça ha hecho pleno: ocho partidos, ocho victorias.

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En el seno del Madrid, con la excepción de su entrenador, se oyen palabras que todo lo explican. Lesiones, sanciones, viajes, cansancio... Incluso el abandono de Anelka sirve como excusa. Lo cierto es que el conjunto blanco, en aquel partido ante el Barça, puso en liza un equipo que, con la excepción de Savio, bien podía considerarse el titular. Desde ese día sólo dos jugadores del equipo blanco han caído lesionados: Hierro y Morientes. Por sanción sólo han dejado de disputar algún encuentro Guti y el propio Hierro. En cuanto a viajes, el Madrid se ha desplazado en el último mes a Oviedo, Múnich y Trondheim, muy poco en comparación con tiempos pasados. Y como lo de Anelka es inclasificable, sólo queda apelar al cansancio acumulado como coartada. O eso o que el incontestable triunfo ante el Barça no dejó de ser un paréntesis en una temporada llena de sacudidas para el conjunto blanco en la que, sin embargo, sigue vivo en todos los frentes.

La resurrección del Barça

Algo muy distinto le sucede ahora al Barça: también aspira a todo, pero sospecha que es un firme candidato a ganar títulos. Pero este vestuario rehúye tradicionalmente la euforia y prefiere ir paso a paso, partido a partido. Tras tocar fondo en el Bernabéu, los azulgrana se sumieron en la autocrítica y optaron por reaccionar. La plantilla se reunió y pactó con el entrenador, Louis Van Gaal. No es algo nuevo: este tipo de consensos se suceden cada año. El pacto propició el regreso de cuatro futbolistas al once titular: Hesp desplazó a Arnau, tan desafortunado en Madrid, en la portería; Frank de Boer regresó al puesto para el que había sido fichado -para conducir el balón desde atrás-; Guardiola recuperó la plaza de medio centro, y Ronald de Boer dio por primera vez lo mejor de sí mismo desde que está en el Barça ocupando la plaza del lesionado Luis Enrique. Van Gaal dio también a Figo y Rivaldo más libertad.

El cambio se produjo ya ese domingo en el vestuario, pero la afición echó el resto tres días después ante el Oporto: hubo serias dudas de cómo reaccionaría la grada tras el varapalo en Madrid en la reanudación continental. Pero el Camp Nou olvidó y apoyó al equipo en la competición que más desea ganar, especialmente después de conseguir dos Ligas consecutivas y tras el desastre europeo de los dos primeros años de Van Gaal. Desde entonces, todo ha marchado sobre ruedas. Ocho partidos, ocho victorias. Y reforzadas por algo: en cuatro de ellas (Oporto, Hertha, Sparta y Málaga), el Barça empezó perdiendo. Pero como dijeron ayer Xavi y Figo, el equipo se siente ahora, a diferencia de lo que sucedía antes, cuando encajar un gol era casi sinónimo de derrota, capaz de superar cualquier contratiempo.

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