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Gasol se gradúa en Vitoria

Robert Álvarez

Pau Gasol, un espigado chaval de complexión todavía demasiado longilínea en comparación con los músculos esculturales que abundan bajo las canastas del baloncesto profesional, franqueó en el Barça-Madrid del pasado viernes el listón que separa del montón a los jugadores de primera línea. A nadie se le escapaba su presencia cada vez más continuada en el quinteto titular del Barcelona. Y atendiendo a sus credenciales -19 años y 2,13 metros-, a su manera de desenvolverse en la pista -lo suficientemente rápido y coordinado para actuar como alero y de sobras alto y valiente para jugar como pívot- y a su talento -con un aceptable porcentaje en el tiro tanto exterior como exterior, hábil a la hora de capturar el rebote y con una buena visión del juego colectivo- ya se le auguraba un futuro halagüeño. Pero como otros muchos compañeros de su sobresaliente generación, la primera en el baloncesto español que ha ganado un mundial y un eurobasket junior, estaba por ver si era capaz de tratar de tú a tú a quienes dominan el cotarro del baloncesto profesional. No dejó lugar a dudas Gasol: marcó con acierto a Herreros, anotó 15 puntos, capturó seis rebotes y alcanzó la valoración estadística más alta del partido.Se equivocó de medias a medias uno de sus principales valederos, Carlos Sainz de Aja, técnico de la selección española junior, que había vaticinado que la Copa es un torneo que no se ajusta tan bien al perfil de Gasol como al de su compañero de quinta Juan Carlos Navarro. Pero es totalmente cierto lo que explica Sainz de Aja sobre Gasol: "Le resta un poco de progresión. Está llamado a marcar diferencias por su calidad y estatura. Le falta un poco de todo para adquirir regularidad". Que apunta a lo más alto está claro. "Antes me comparaban con Kukoc, pero he seguido creciendo y ahora me llaman E.T.", bromea Gasol. Surgido de la cantera del Sant Boi de Llobregat, donde a pesar de que ya era de los más altos llegó a ser alineado como base, y previo paso por el Cornellá, debutó en el primer equipo del Barça hace justamente un año. Pero la pasada temporada dispuso únicamente de 25 minutos en cuatro partidos. Y este año empezó con más de lo mismo. Seis de las 11 primeras jornadas de Liga se las pasó por completo en el banquillo. Pero a partir de entonces -entre la lesión de Rentzias y la baja forma de todos los aleros del Barça- empezó a jugar con más asiduidad, se hizo con un puesto en el quinteto titular y acabó decidiendo el clásico del pasado viernes en la Copa.

Una de las anécdotas más recordadas es que antes de la final en la que España logró el título mundial ante EE UU, Gasol se durmió y no se dio cuenta de que el fisioterapeuta le había vendado el tobillo sano en lugar del lastimado.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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