La inflación sube al 2,9% y desborda los salarios
El fuerte repunte del IPC obligará a revisar casi cinco millones de sueldos, mientras otros seis pierden poder adquisitivo
La inflación cerró 1999 con el peor de los resultados esperados. Tras subir un 0,4% en diciembre respecto de noviembre, se ha situado en el 2,9% al final del ejercicio, la tasa más alta desde hace tres años, según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De los 5,25 millones de trabajadores con cláusula de revisión salarial en 1999, 4,8 millones tuvieron aumentos inferiores al 2,9% y deberán ser compensados, mientras que otros cerca de seis millones, sin cláusula, perderán poder adquisitivo, según datos facilitados por CCOO.La evaluación final del año supone un fracaso en toda regla para la política económica del Gobierno del PP, precisamente al final de la legislatura. No sólo se han superado los objetivos iniciales, sino que se ha cosechado el nivel más alto de precios desde 1997. El 2,9% registrado en 1999 representa más del doble del 1,4% de 1998, una desviación de más de un punto respecto al objetivo inicial (1,8%) y medio punto superior a la revisión de septiembre pasado (2,4%).
Supone también un claro alejamiento con respecto a los resultados Alemania y Francia, las principales economías de la zona euro. Estos dos países cerraron 1999 con un 1,2% de inflación, que España más que duplica, con una desviación de casi un punto sobre el 2% de límite fijado por el Banco Central Europeo para la eurozona.
Desde el Gobierno, este cuadro clínico no se atribuye a una política económica desacertada, sino a factores que parecen no estar bajo su control. El secretario de Estado de Economía, Cristóbal Montoro, señaló como causas el encarecimiento de los precios del petróleo, la debilidad del euro y la mala climatología.
Son factores "volátiles" que no deberían convertirse en "permanentes", según Montoro. Para ello, otra vez son los salarios los que "deben moderarse" y tomar como referencia no el 3% que demandan los sindicatos, sino el 2% que el Gobierno ha fijado como objetivo para el 2000. En esta idea coincidió la CEOE que, en un comunicado, alertó ayer de los peligros de una "espiral inflacionista".
Críticas sindicales
Los sindicatos recibieron tales advertencias con verdadero escándalo. Según CCOO, es el Gobierno quien ha fracasado y son los empresarios quienes se han comportado de forma insolidaria. UGT coincidió en situar como responsables de la mala inflación "la inoperancia" del Gobierno y la "actitud depredadora de las empresas".
La negociación colectiva se pone así al rojo vivo, tras una racha de dos años en que la inflación ha sido inferior a la prevista y los salarios se han mantenido en niveles bastante razonables. Esa confianza ha hecho que en 1999 sólo el 58% de los trabajadores tenga cláusula de revisión en sus convenios, según CC OO. En total, 5,25 millones de trabajadores, de los cuales al menos 4,8 millones deberán ser compensados por haber pactado aumentos salariales inferiores al 2,9%. Fuentes empresariales cifraron el coste de esta revisión en más de 75.000 millones de pesetas.
El resto, casi seis millones de trabajadores (3,25 de asalariados más los dos millones de funcionarios y el medio millón que forman el colectivo de perceptores del salario mínimo interprofesional), no tiene recogido ese acuerdo, por lo que han perdido poder adquisitivo. Entre ellos se encuentran, sobre todo, los trabajadores de pequeñas y medianas empresas. A los funcionarios, el Gobierno aplicó una subida del 1,8%.
UGT calcula que no poder actualizar los sueldos de los empleados públicos supone una trasferencia de rentas de 150.000 millones desde este colectivo hacia su empleador, es decir, el Estado. Afirma que, para el 2000, defenderá incrementos del 3% y la inclusión de cláusulas de revisión "eficaces".
CCOO alerta, además, sobre los efectos que una alta inflación tiene sobre la capacidad de competir de los productos españoles que, de mantenerse, "perjudicaría gravemente las posibilidades no ya de crear empleo, sino de mantener el existente". La CEOE coincide en que peligra la competitividad y el empleo, pero traslada la responsabilidad hacia los salarios.
La cuestión es si, como aseguran el Gobierno y la CEOE, se trata de un repunte coyuntural de los precios o si la economía española se dispone a instalarse en el peldaño del 3% del que consiguió bajarse a principios de 1997. Una explicación de fondo es que el consumo avanza más deprisa que las medidas liberalizadoras del Gobierno y la introducción de mayor competencia. Montoro argumentó ayer que "el crecimiento de la economía es superior al de los precios" y que, por tanto, este "círculo virtuoso" no se ha roto.
El Gobierno tomó algunos atajos durante el pasado año, ante la desalentadora visión de que los precios se le escapaban de las manos. En abril, se aprobaron una serie de medidas de choque, entre ellas, la rebaja de algunas tarifas telefónicas, del recibo de luz y de los aranceles de notarios y registradores. Entre septiembre y octubre se bajó más la tarifa eléctrica, se incluyó una simbólica rebaja de las llamadas telefónicas locales y se redujo el impuesto del butano.
Es imposible determinar exactamente qué habría pasado si tales decisiones no se hubieran producido, ya que el INE no desglosa el índice de precios al consumo (IPC) hasta ese detalle, pues tal información está protegida por el secreto estadístico. Para las medidas de abril los expertos calcularon un efecto de una décima, la rebaja del impuesto del butano alivió el IPC de octubre en 0,087 puntos y la reducción de las llamadas locales se calculó en cinco centésimas.
El mayor impacto coyuntural es el producido por los precios de la energía, que tanto beneficiaron al IPC de 1998. Ese año se cerró con un histórico 1,4% de inflación, gracias sobre todo a que el capítulo de la energía registró un descenso del 8%. A partir de la primavera del año siguiente, los incrementos han sido espectaculares, como consecuencia de las tensiones en los mercados de crudo.
Subida del petróleo
El año 1999 se ha cerrado con un incremento del 11,5% en el capítulo correspondiente a los productos energéticos, que incluye la tarifa eléctrica, y del 17,1% teniendo en cuenta sólo los carburantes y combustibles. Esta última subida es la más alta desde el año 1982 (22,8%). Ahora el precio del petróleo ronda los 25 dólares por barril, cuando hace algo más de un año se situaba a nueve.
La actual crisis afecta a todos los países europeos, pero España la padece más y su inflación supera ampliamente a la de Francia o Alemania, e incluso Portugal. El Ministerio de Economía, igual que el Banco Central Europeo (BCE) para la eurozona, estima que la situación podrá reconducirse a partir de la primavera. Montoro llegó a afirmar ayer que la inflación ya "ha tocado techo".
En este punto, el efecto estadístico juega a favor ya que, desde esas fechas, la comparación con el mismo periodo del año anterior será ventajosa. Dicho de otra forma, los precios de la energía tendrán que superar esos 25 dólares por barril para que la evolución del índice vuelva a ser tan negativa.
Tampoco los precios de los alimentos han ayudado a contener el IPC, en especial los frescos, que han subido un 1,6% en relación a noviembre y un 2% en el año. El resto, recogido en la denominada inflación subyacente -no incluye los precios de los alimentos frescos ni de la energía- ha subido un 0,2% en diciembre y un 2,4% en el año, una décima más que en 1998.
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