Goleador de profesión
Era un secreto a voces que Manuel Martínez Fernández "Manel", de 26 años y 1,90 metros de estatura, más tarde o más temprano, saldría del Logroñés. Todas las quinielas le colocaban desde hace algún tiempo en el Espanyol, por el que fichará. La lógica siempre acaba por imponerse. Resultaba un contrasentido un goleador solvente en un club en proceso de liquidación como es el equipo riojano.La química entre Manel y el Logroñés ha existido desde su llegada al club de Las Gaunas gracias sobre todo al gol. El delantero nacido en Ripollet (Barcelona) ha sabido desenvolverse en el área rival con esa particular facilidad que tienen los goleadores y que les permite crear peligro hasta en las situaciones más desfavorables. Ya lo demostró en su primera temporada en La Rioja en la que consiguió el Pichichi de la división de plata con 33 dianas y en la que el equipo ascendió a Primera de la mano Juande Ramos, actual técnico del Rayo. Ahora es segundo en la tabla con 12 tantos, tres menos que el líder Salillas, del Levante.
A partir de ese momento, el Logroñés entró en una época negra marcada por los despropósitos, deportivos y económicos, que han dejado al club mirando peligrosamente a los ojos al fantasma de la desaparición. En todo este tiempo Manel siempre ha respondido igual, con goles.
El delantero catalán llega al Espanyol en calidad de cedido -tiene contrato con el equipo riojano hasta julio de este año-, la fórmula más beneficiosa para el Logroñés que podría dar la bienvenida a algún refuerzo. De la otra manera, a través de un traspaso, los 70 millones que recibiría el club se irían a las arcas del ex presidente Marcos Eguizábal y de Hacienda, que tienen embargados los derechos de venta de los jugadores del Logroñés.
Pero, Manel se va de Logroño sin poder cumplir su máximo deseo: despedirse de la afición de Las Gaunas, de su público. El último encuentro del equipo riojano en casa fue el pasado miércoles día 15, frente al Oviedo en la Copa. Era el partido en el que Manel tenía previsto decir adiós a la afición del Logroñés y recibir, de paso, el reconocimiento a sus años como blanquirrojo, pero un problema familiar grave obligó al delantero de Ripollet a viajar a casa y dejó a las dos partes sin despedida. El adiós definitivo llegó desde Ipurúa, el pasado sábado, en su último partido con la camiseta del Logroñés. El equipo riojano ganó 2-5 y Manel marcó tres goles, tres salvas de despedida.
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