El Consejo de Arte Rupestre promueve la explotación turística de cinco yacimientos
El Consejo de Arte Rupestre del Arco del Mediterráneo, integrado por miembros de las comunidades autónomas de Andalucía, Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha, Valencia y Murcia, se reunió ayer en Quesada (Jaén) para impulsar nuevos proyectos de protección de yacimientos y reclamar la promoción de las pinturas halladas en éstas como aportación al turismo cultural. La provincia de Jaén es la que cuenta con un mayor número de conjuntos pictóricos rupestres de Andalucía.Los enclaves de Engarbo (Santiago de la Espada), Tíscar (Quesada) y Pochico (Aldeaquemada) -que el pasado diciembre fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- están entre los seleccionados para proyectos de mejora de la accesibilidad, señalización y protección. Las otras dos zonas seleccionados en Andalucía son el de la Cueva de los Letreros de Vélez-Blanco (Almería) y la Piedra de los mártires de Huéscar (Granada).
El director general de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, Julián Martínez, destacó ayer que las comunidades autónomas tienen la responsabilidad de tutelar y conservar estos legados rupestres que han recibido el reconocimiento por parte de la Unesco. A su juicio, de la concienciación que todas las Administraciones tengan en la protección de estas pinturas dependerá que las mismas puedan convertirse en un reclamo turístico con enormes potencialidades.
Andalucía ostenta la secretaría del Consejo de Arte Rupestre de todo el Arco Mediterráneo. La reunión de ayer en Quesada supone un reconocimiento explícito al abrigo rupestre de Tíscar, uno de los más valor. En el encuentro se abordó también la realización de una exposición itinerante fuera del arco mediterráneo.
La mayor parte de estas pinturas rupestres fueron realizadas hace 10.000 años. Algunos de los municipios que acogen estas pinturas, como Santiago de la Espada, han pedido la elaboración de guías turísticas que faciliten el acceso a estos enclaves.
Este arte se diferencia del paleolítico en la presencia de animales y seres humanos en composiciones rituales, de caza o escenas cotidianas
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