"Madrid es una ciudad que te recibe sin recelo"
Cada tarde, Bruno Squarcia se convierte en la serie de Telecinco Al salir de clase en el profesor Jaime, el maestro ideal, amigo de todos sus alumnos y la persona a la que pueden confiar todos sus problemas. Este actor ha cambiado durante estos meses los focos de un plató para subir a los escenarios de los teatros con el clásico Sé infiel y no mires con quién.Bruno Squarcia nació en Albacete hace ahora 37 años. En esta ciudad vivió poco tiempo, ya que pasó toda su niñez en Valencia. Su altura, cercana al 1,90, le permitió jugar en el primer equipo del Pamesa Valencia de baloncesto. Hace diez años vino a Madrid donde participó en varios papeles secundarios, entre ellos en la serie Calle nueva, hasta conseguir ser uno de los papeles estelares de la serie de Telecinco.Pregunta. ¿Qué supone para un actor el paso de la televisión al teatro?
Respuesta. Implica darme cuenta la diferencia que hay entre trabajar en un medio y otro. He hecho teatro, pero lo máximo han sido cinco meses con Rosa Valenty, entre el público. Improvisaba mucho, pero no era como en Sé infiel y no mires con quién. Ahora es una sensación más viva y gratificante.
P. ¿Qué le ha costado más en el teatro?
R. El cambio de registro a la hora de proyectar la voz. Nunca he tenido problemas, ya que he estudiado canto, pero he de hablar de forma tan real que sea natural y convincente, mientras proyecto la voz. Por ejemplo, decir las mismas palabras o frases creíbles en televisión o en cine no es lo mismo que en el teatro.
P. Sin embargo, la fama suele llegar con la televisión
R. Yo he hecho muchas cosas. He sido protagonista en una película y he participado en muchas series, pero sólo cuando llevas mucho tiempo en televisión es cuando la gente te reconoce por la calle y te llama con el nombre del personaje al que interpretas. Eso me alegra, porque por lo menos esas personas te ven y, además, te lo dicen con cariño.
P. ¿Es difícil hacer reír?
R. Depende. Con el texto que tenemos y el tipo de humor, no tanto, pero como humorista es más difícil.
P. ¿Cómo le acogió Madrid cuando llegó aquí?
R. Llegué hace diez años a estudiar arte dramático, con la oposición de mis padres. Fue duro, porque tenía que estudiar por las mañanas y trabajar por las noches, pero la ciudad me acogió muy bien. Quizá esté ahí su encanto. Madrid es una ciudad muy abierta que te recibe sin recelo, salvo por algún episodio puntual de racismo.
P. ¿Cual es, a su juicio, el aspecto más negativo de Madrid?
R. Creo que la ciudad es dura. El ruido, el estrés, la contaminación, si además va acompañado por cosas que no van bien, puede hacer que uno se vuelva atrás. Yo he conocido a gente que han acabado por renunciar a sus mejores metas.
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