FRANCISCO FERNÁNDEZ Don Quijote de la marcha
A Paquillo le va la marcha. Pero ¿qué marcha? ¿La atlética, la otra, o las dos? Las dos, pero llevadas con sumo comedimiento y respetando las proporciones justas. Paquillo, ganador en la modalidad de los 20 kilómetros de la Copa de Europa y de la medalla de bronce en los Campeonatos de Europa en Budapest, vive en Guadix (Granada), en la casa de sus padres, y compensa la rutina de los durísimos entrenamientos con discretas parrandas nocturnas con sus amigos en el pueblo. En cualquier caso, Francisco Javier Fernández, Paquillo, ha convertido Guadix en la ciudad de la marcha, en uno de los graneros principales, junto con Barcelona, de donde se surte la selección española de atletismo para formar el equipo de marchadores. Paquillo llegó a los Mundiales de Sevilla como uno de los candidatos españoles a obtener una medalla en la prueba de los 20 kilómetros, pero no lo consiguió. El calor lo abrumó a pesar de que, para preparar la prueba, cambió las vecinas carreteras secundarias de Guadix, donde entrena habitualmente, por Sierra Nevada. No subió al podio. El granadino, de 22 años, que en 1992 se proclamó en Sydney campeón mundial de los diez kilómetros en la categoría juvenil, se tuvo que resignar al puesto décimoquinto. Su gran frustración, al margen de la personal, fue no colmar las expectativas levantadas en Guadix. Medio pueblo acudió a la llamada hecha por un amigo suyo, Paco Garzón, que fletó varios autobuses a razón de 500 pesetas el billete de ida y vuelta en el que iba incluido una gorra y una camiseta con el rostro serigrafiado del paisano en pleno esfuerzo. Agitaron pancartas, gritaron hasta desgañitarse, pero Paquillo se desfondó cuando faltaban seis kilómetros para la meta. Paquillo, sin embargo, es todavía muy joven y promete muchas satisfacciones al pueblo de Guadix, el pueblo de la marcha. En este lugar de la marcha, de cuyo nombre es menester acordarse, nació Francisco Javier Fernández en 1977. Es el hijo menor de una familia dedicada a la agricultura que vive en una modesta casa del barrio de Santa Ana. Por aquellos andurriales el niño Paquillo, tan flacucho que se ganó por méritos el diminutivo, dio sus primeras carreras. A los diez años demostró que podía ser un gran marchador. Su descubridor fue un paisano suyo, el corredor Manuel Alcalde, natural del anejo de Paulenca, que participó con el equipo español de marchadores en las Olimpiadas de Seúl y de Los Ángeles, junto a los campeones José Marín y Jordi Llorpart. Alcalde fue quien sembró la semilla de la marcha en Guadix e impulsó la creación de una escuela de formación, de donde han salido corredores como Jacinto Garzón y Alejandro Cambil, o saltadores como Raúl Lozano. La Asociación Deportiva de Atletismo, como se denomina la escuela, fue dirigida desde sus comienzos, hace 14 años. por Manuel Ángel Segura, y supervisada por Manuel Alcalde durante sus vacaciones estivales en Guadix. Su creación supuso una novedad: los caminos y las carreteras que llevan al Marquesado del Zenete, a los Baños de Alicún o a Paulenca se llenaron de pronto de jóvenes que corrían de una manera nunca vista, sin despegar del todo las zapatillas del suelo y moviendo singularmende las caderas. Al principio aquella disciplina deportiva causó estupor, pero cuando llegaron los primeros triunfos la extrañeza se convirtió en algarabía colectiva, y más tarde en un auténtico orgullo popular. A los 15 años Paquillo ya había dejado de ser un muchacho exiguo y comenzó a participar en competiciones atléticas fuera de Guadix. Su madre puso algunos reparos que fueron vencidos por los éxitos. En 1995 se proclamó subcampeón de Europa junior en los diez kilómetros. En 1996 dio la campanada en Sydney y un año después fue campeón de Europa sub 23, ya en la distancia de los 20 kilómetros. El 1998, en fin, ganó la Copa de Europa y la medalla de bronce de los Campeonatos de Europa de Budapets. Así hasta hace unas semanas, en los Mundiales de Sevilla. Tras la decepción Paquillo regresó a Guadix. De nuevo al esfuerzo y a la rutina: desayuno, entrenamiento, excepcionalmente un aperitivo, almuerzo, siesta, segundo entrenamiento... Paquillo vive en casa de sus padres. No quiere que ninguna perturbación afecte a su prometedora carrera. Marcha, marcha y marcha. Hace dos años, con sus primeras ganancias, se compró un deportivo. Pero marcha más que rueda.
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