Un día para Olano

Manolo Saiz es cauto. Le preguntan y le preguntan y responde y responde y responde. Y no dice nada. No se define sobre las posibilidades de su pupilo Abraham Olano. Cuando se le dice que es el gran favorito para ganar la contrarreloj de hoy, el primer punto fuerte del Tour 99, el director del ONCE dice que sí, pero que también lo son Lance Armstrong y Bobby Julich y Alexandre Vinokurov y Laurent Dufaux y Pável Tonkov y Alex Zülle y... Y cuando se le dice que también puede vestirse de amarillo (cuatro años después del último maillot de Induráin) pues el único de los grandes que está delante de él, el norteamericano de película Armstrong, le aventaja en sólo 11 segundos y no es tan especialista como él, el técnico cántabro sigue erre que erre hablando de otros favoritos y echando balones fuera: que si el Tour se juega día a día, que hay que hacer las cuentas tras los Alpes, que... Pero cuando se le pregunta directamente a Manolo Saiz: "Pero su instinto, ¿qué le dice? ¿qué se huele que pueda pasar alrededor de Metz, en los dos repechos y en las rectas de la Lorena batidas por el viento?", el cántabro dice: "Pues me parece que Olano se va a vestir de amarillo". ¿Y a quién no? ¿Qué mejor estado de ánimo para afrontar su día más complicado, aquel en el que debe empezar a cimentar sus aspiraciones de podio por lo menos? No será el campeón del mundo contrarreloj quien dude de sí mismo. "Me gustaría coger el amarillo", dice el guipuzcoano, habitualmente prudente, nunca fanfarrón antes de actuar. Y tiene bases objetivas para pensar que es un reto a su alcance. No dice que es el mejor contrarrelojista de los que se disputarán la victoria, y el mejor dotado para las distancias largas, ni saca su historial mundial y olímpico que data de los tiempos de Induráin. Simplemente analiza cómo marcha el Tour. "Esta semana me ha servido para ponerme a punto. Se ha corrido muy rápido, y eso me beneficia, porque todo el mundo se ha desgastado más que yo en mi terreno favorito".

Olano no conoce el trazado de la contrarreloj, aunque oye a su alrededor voces que le dicen que es como si estuviera para él pensado. "No es mi costumbre ir a ver antes de tiempo los trazados", dice Saiz. "Así que en el entrenamiento de por la mañana lo estudiaremos y decidiremos los pormenores técnicos". El libro de ruta es escueto y preciso. Entre Metz y Metz, 56 ,5 kilómetros con sus dosis de relieve, un repecho de cuarta (1,4 kilómetros al 3,8%) y uno, más largo, de tercera (3,5 kilómetros al 4,6%). Otro dato: está previsto que se recorra en unos 71 minutos, a una media de 48 por hora. Dureza media, entonces.

Lance Armstrong no tiene estados de ánimo. Antes de su gran Amstel Gold Race (batido por un tubular por Michael Boogerd en la clásica holandesa de finales de abril) el ciclista tejano se fue a conocer Metz y sus alrededores. Bajó la bicicleta del coche y se dio una vuelta. "Muy técnica", dijo. Y se dio otra vuelta. Se conoce bien el trazado, pues. Una muestra, entonces, de que su ambición de Tour no es de ahora mismo. Es, junto a su compatriota Bobby Julich, el gran rival teórico del español. "Su prestación", dicen los expertos, "dependerá sólo de su estado de forma". Y éste, según se vio en su prólogo arrollador, es extraordinario. El perfil del norteamericano, hombre de potencia, a lo Jalabert, no es, sin embargo, el más apropiado para una contrarreloj tan larga como ésta de 56 kilómetros. En las largas citas comunes de la temporada pasada, Vuelta y Mundial, siempre ha quedado por detrás de Olano.

Horario de salida de los más importantes: Alex Zülle, 13.32 horas. Richard Virenque, 14.12. Fernando Escartín, 14.14. Giuseppe Guerini, 14.34. Paolo Savoldelli, 15.16. Bobby Julich, 15.22. Pável Tónkov, 15.26. Ángel Casero, 15.28. Laurent Dufaux, 15.30. Alexandre Vinokurov, 15.40. Abraham Olano, 15.50. Lance Armstrong, 15.52. Jan Kirsipuu (líder y último en salir), 16.00.