_
_
_
_

Mucha ilusión y mucho desastre

Leontxo García

La popularidad del balonmano en Egipto se aproxima a la neurosis colectiva, pero la calidad de la organización del Campeonato del Mundo es inversamente proporcional a las extremas medidas de seguridad. Todo ello ya se reflejó el martes en la ceremonia inaugural, que no es muy diferente a lo que sucede en el resto de partidos.En la pista de El Cairo Stadium, un inmenso polideportivo con capacidad para 25.000 espectadores sentados, llegaron a concentrarse tantos bailarines como policías fuera. El precioso espectáculo estuvo muy bien coordinado hasta el toque final: miles de globos multicolores que cayeron del techo. Pero nadie había previsto un método rápido para eliminarlos de la cancha a tiempo para el partido, que comenzó con media hora de retraso. Luego hubo que interrumpirlo varias veces porque los jugadores se resbalaban al pisar un anuncio que cubría el círculo central. Al ver que un par de ellos habían estado cerca de romperse la crisma, los organizadores interrumpieron momentáneamente el jolgorio generado por el fácil triunfo de Egipto para arrancarlo de cuajo.

Más información
Segundo día de entrenamiento

El miércoles, primer día con 11 partidos, el fallo al notificar el resultado del partido Cuba-Alemania fue elocuente. Primero se dijo que los cubanos habían ganado 25-24. Pero después se supo que les habían quitado 10 goles a los alemanes, vencedores por 34-25. Y el colmo fue que algunos periódicos mantuvieron el error, y la gran sorpresa, de la victoria de Cuba !por 28-21!. Esos detalles ilustran bien el penoso tono de la organización del Mundial: mucha ilusión, mucha palmada en el hombro y muchos medios humanos, pero casi nada funciona como debe. Añádase el caótico tráfico cairota: los jugadores españoles disfrutan de sensaciones similares a las de la montaña rusa de Port Aventura cuando se desplazan desde el hotel a jugar o a entrenar, en trayectos que pueden requerir hasta una hora. Pero todo ello importa poco a los enardecidos seguidores de la selección egipcia, entrenada por el español Javier García Cuesta. Éste dimitió en febrero por la enorme presión ambiental -el propio Mubarak es el hincha número uno-, y fue sustituido por el yugoslavo Prokajak, pero le llamaron de nuevo a los tres meses, mientras disfrutaba con su mujer de un crucero por el Nilo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_