El Zaragoza perdona la goleada
El Oviedo vuelve a tropezar y ya suma nueve partidos sin conocer la victoria
El Oviedo se empeña en repetir su desplome de la pasada temporada y ya suma nueve partidos sin ganar. Su afición se mece entre los malos recuerdos del pasado ejercicio y el enfado con su equipo, que se ha atascado en la más absoluta inoperancia. Y ello, aunque ayer consiguió reunir más oportunidades de gol que en los cuatro partidos precedentes en su estadio.
El Zaragoza ganó y perdonó una goleada estrepitosa. Tras diez minutos de toma y daca, el equipo maño se adueñó del partido e hizo que su rival casi se esfumara, atornillado en un centro del campo, donde Garitano dio un curso de buen repertorio y puso a su equipo a mimar el balón por la vía de apoderarse de él. Tanto lo hizo así, que Gustavo López malogró no pocos ataques blanquillos por excederse con el balón y querer uno para él solo. El argentino condujo más que un piloto de rallies y evitó que en el primer tiempo el Zaragoza dejara su superioridad bien patente en el marcador.
OVIEDO 1
ZARAGOZA 2Oviedo: Esteban; Manel, Bango, Onopko, Rabarivony, Nadj (Jaime, m. 36), Paulo Bento, Dubovsky, Pompei, Moller (Amieva, m. 77) y Dely Valdés. Zaragoza: Juanmi; Pablo, Aguado, Paco, Sundgren, Marcos Vales (Cuartero, m. 58), Acuña, Kily González, Garitano, Gustavo López y Milosevic. Goles: 0-1. M. 79. Acuña lanza un golpe franco desde los 20 metros y Bango desvía el balón a gol. 0-2. M. 83. Milosevic, en jugada personal. 1-2. M. 93. Dely Valdés marca el segundo intento en el área pequeña. Árbitro: Andradas Asurmendi. Mostró tarjeta amarilla a Rabarivony, Paulo Bento y Sundgren. Unos 10.000 espectadores en el Carlos Tartiere.
Tras el descanso, el partido se atascó de nuevo y el Oviedo hizo algunos amagos, pero su suerte ya estaba echada, luego de que, justo antes del intermedio, Dely Valdés y Pompei desperdiciaran tres ocasiones clamorosas de gol.
Después, el Zaragoza volvió a hacerse el amo del partido, Milosevic sembró el pánico en la pareja de centrales azules y los goles sólo fueron cuestión de paciencia y un gramo de suerte, como en el que abrió el marcador en un rebote desafortunado para Bango. A medida que el Zaragoza marcó distancias en el marcador, la hinchada local arreció en sus protestas hacia su equipo, un grupo desmadejado, lleno de bajas y falto de sentido común.
Ayer tuvo por primera vez al cabeceador Möller al lado del panameño Dely Valdés, pero no se le ocurrió mandar al área un solo balón desde las bandas. En el Oviedo hace tiempo que la inspiración se ha tomado unas largas vacaciones.
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