"No soy enemigo fácil ni pajarillo débil"
Sus ojos se llaman Quepis y es un perro-guía, labrador negro. Resulta paradójico que precisamente le haya dado este nombre, el de una gorra de ciertos uniformes militares, cuando fueron los restos de una guerra, la contienda civil española, los que le provocaron la pérdida de la mano derecha y de ambos ojos. Su cara también refleja las secuelas de la explosión. "No tuvo suficiente fuerza para matarme ni para quitarme el humor y las ganas de luchar", dice Joaquín González. Nació en Santa Magdalena de Pulpis, tiene 50 años, está casado, tiene cuatro hijos y figura en el puesto número cuatro de la lista propuesta por el secretario general del PSPV, Joan Romero, para las elecciones autonómicas en la circunscripción de Castellón. Si resulta elegido, será el primer diputado autonómico ciego. En su carrera destacan sus años como presidente autonómico de la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE) y, ahora, es miembro del Comité Español de Representantes de Minusválidos (Cermi). No está afiliado a ningún partido y de su paso por la ONCE ha adquirido experiencia en superar "quiebras técnicas". Pregunta. ¿Ha formado parte alguna de vez de un proyecto político? Respuesta. En la ONCE siempre he llevado cuestiones de política interna, de política con minúsculas, de nuestra política, de llevar la organización como la estamos llevando. La ONCE estaba en quiebra técnica y le dimos un giro. Ahora, en la Comunidad Valenciana somos más de 6.000 afiliados. P. ¿Y en la otra política, la que se escribe con mayúsculas? R. Sólo he participado como cualquier otro ciudadano, acudiendo a votar. P. ¿Y ahora, por qué se ha lanzado? R. La idea de Joan Romero era bonita. Reflexioné con la almohada, medité sobre el respeto de un órgano como las Cortes, que ostenta la máxima representación de los ciudadanos valencianos y, al final, me envalentoné, me crecí y aquí estoy. P. ¿Qué cree que puede hacer desde las Cortes? R. Voy a luchar por una serie de ideas por las que lucho desde hace años. He trabajado para realizar aportaciones a las leyes que nos conciernen directamente. Somos un colectivo que estaba muy disgregado y que, finalmente, nos unimos, hace un año, en el Cermi. Esta decisión me ha supuesto un proceso mental y personal, en el que la ONCE estaba enmedio, pero voy a poner mucha ilusión y muchas ganas. En cualquier caso, no soy un pipiolo. Tengo una trayectoria de 13 años con debates sobre temas importantes, elaboraciones de actas, de informes, con reuniones políticas... P. ¿Por qué cree que le han elegido a usted? R. No lo sé. Joan Romero me dijo que quería tener a personas que hablaran el mismo lenguaje que los colectivos. Nadie mejor que nosotros sabe lo que es ser un minusválido. Yo no soy un afiliado pero quiero comunicar el proyecto y las posibles soluciones a los problemas y me dije "adelante con los faroles, aunque estén estropeado". P. ¿El Parlamento valenciano está preparado para acoger a un diputado invidente? R. La verdad es que no lo sé porque hasta ahora no lo ha habido. No sé si habrá barreras para acceder a los escaños, aunque yo sin Quepis no voy a ningún lado, o si el sistema de votación puede ser compatible. Para las actas y los informes, la ONCE posee un sistema de servicios que es el de integración laboral. Son sistemas de adaptación de los llamados tiflotécnicos. Yo manejo un PC y otro ordenador hablado que me sirve de agenda, calculadora y reloj, entre otras cosas. Como cualquier otro ciego, hablaré con la ONCE ante mi nuevo puesto de trabajo pero en las Cortes pediré las mismas posibilidades que otros diputados. P. ¿Piensa que otros parlamentarios pueden sentir compasión por usted? R. Es asunto suyo. Creo que es gente lo suficientemente formada para no ver en mí ni un enemigo fácil ni un pajarillo débil. No me gustaría que me vieran así. Mi única debilidad es que nunca he sido diputado y puedo no tener la misma palabra fácil que ellos. P. ¿Cuáles serían las líneas generales de su actuación? R. Para un minusválido integrado lo más importante, como para cualquier otra persona, es el empleo. Ahora se da por supuesto que los jóvenes de entre 18 y 20 años tiene estudios que les permiten acceder a varios puestos de trabajo pero hay un montón de minusválidos que no tienen esta preparación. La formación y el empleo son dos cuestiones muy importantes. También las barreras arquitectónicas y de comunicación que pueden solventarse con una mayor sensibilización de la sociedad.
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