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Un negocio redondo

"Tirarse a la piscina" tiene una multa máxima de 50.000 pesetas, la que ha impuesto el Comité de Competición a Víctor, del Valladolid

"Lanzarse a la piscina", lo que en la jerga futbolística se conoce como simular caídas en el área,no es mal negocio si el árbitro pica. Con 50.000 pesetas de multa, y eso si descubren el engaño a posteriori, se compran un penalti y la expulsión de un contrario, mejor si se trata del portero. Transformar la pena máxima supone colocar la guinda, sobre todo si asegura los tres puntos en el casillero. Víctor, jugador de 24 años del Valladolid, acaba de ser multado con esa cantidad por esta jugada que acabó con tarjeta roja para el portero del Salamanca, Stelea, en el minuto 37 y que abrió la goleada con que se alzó su equipo (4-1). José Mari, de 20 años, contó con mejores asesores en el Atlético de Madrid y, por idéntica acción frente al Espanyol, vio rebajada la multa a 20.000 pesetas al pedir públicamente perdón al portero Toni y al árbitro.El Comité de Competición de la Federación, con la ayuda de las imágenes de televisión, ha iniciado una cruzada para desenmascarar y desterrar del fútbol este gremio de pícaros y pillos, que choca con la esencia del deporte. El pasado día 2 dejó sin efecto la tarjeta roja de Stelea "al considerar que la apreciación del árbitro había incurrido en error material manifiesto", inducido "por el comportamiento presuntamente antideportivo del jugador Víctor".

Pero el Comité se ha encontrado con que el "negocio" no es demasiado caro si se tiene en cuenta la rentabilidad que puede proporcionar. El Valladolid alcanzó el objetivo: sumar los tres puntos, y el Salamanca se llevó un saco de goles. El resultado es inamovible y la multa máxima no puede superar las 50.000 pesetas. No extraña por tanto que en la resolución en la que se impone la multa a Víctor el Comité se desahogue al final de su escrito reconociendo "que resulta configurada reglamentariamente con extraordinaria levedad".

Para el jugador vallisoletano, "lo de menos son las 50.000 pesetas de multa". "Lo peor", aseguró Víctor, "es la imagen que te dan. La gente me va a señalar como jugador polémico, y lo único que recibo en el área son golpes. El domingo en Barcelona, ante el Espanyol, me caí y la gente me silbó".

Victor se siente dolido por la actitud de quienes forman el Comité de Competición, califica de injusto el acuerdo adoptado y niega con rotundidad que se tirase en el área del Salamanca cuando se vio de frente a Stelea. "Ellos [por los miembros del Comité] no son nadie para decirme que me he tirado y que he engañado al árbitro". El jugador adelantó que va a apelar la sanción "porque no es justa, y el árbitro puede estar tranquilo". El Valladolid ha anunciado que va a unirse al recurso. "Hay que lavar la imagen que alguien ha manchado", indicó su jefe de prensa, Mariano Mancebo.

Víctor insistió en que si se repitiesen los hechos actuaría de igual forma. Por tanto, desechó la oportunidad de pedir perdón, lo que sí hizo el jugador del Atlético de Madrid José Mari, cuya actitud no sólo rebajó su multa a 20.000 pesetas sino que mereció los elogios de representantes del Comité. Jose Mari, después de justificar su acción como una consecuencia de la rapidez del juego, concluye su carta de alegaciones: "Entiendo el deporte como un juego limpio. Seguro que, desde mi juventud, circunstancias como las ocurridas servirán para que pueda seguir formando mi carácter como persona y deportista. Espero ser en un futuro ejemplo de generaciones de jóvenes decididos a dar los pasos en la noble actividad deportiva".

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