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FÚTBOL Duodécima jornada de Liga

El Camp Nou pide la cabeza de Van Gaal

El Atlético derrota al Barcelona con un gol de penalti en un partido marcado por el mal juego azulgrana

Ramon Besa

Ni vistiendo la zamarra del centenario cambió la piel del Barça, un equipo sin personalidad, sin un plan de juego, sin sentimiento, entregado a una mecánica superada por cualquier contrario. Harta ya de la impotencia del equipo, la hinchada acabó por romper y hasta cuatro veces cantó: "Fuera Van Gaal". Pero a Van Gaal y a Núñez, parece darles igual invierno que verano, Pascua que Reyes, que se celebren 25 o 50 años, o que vayan 60.000 o 100.000 aficionados al estadio. Anoche, el día que estaban todos, el Camp Noy dijo, pañuelo en mano que basta ya de tanta comedia.No crece el Barça, impotente, incapaz de estar a la altura de la fiesta.Nunca estuvo enb el partido. Vivió el Atlético como un señor. Interpretó siempre el partido de manera correcta frente a un rival extraviado. Sacchi estiró la alineación con Lardín y el grupo rojiblanco tuvo llegada al área desde la arrancada. Volcado hacia el flanco izquierdo, encarando siempre a Okunowo, el Atlético tiró una línea de pase hacia José Mari que resultó una mina. No malgastó ni una sola pelota. Bien tapado, con la línea defensiva más cerca de la portería que de la divisoria y el equipo muy junto, trabó al fútbol azulgrana con una buena presión y se entregó a la carrera cada vez que tuvo superioridad numérica en campo contrario. Nunca se contagió de la tarea funcionarial del colectivo de Van Gaal. Tocaba, giraba, caminaba y, sobre todo, vagabundeaba el Barça. Fracturado, falto de pegamento y privado de la salida que siempre ofrece Rivaldo, el equipo barcelonista se perdió por las zonas blandas de la cancha. Abrir bien el campo sólo le sirvió para retratar a Zenden, desacertado en todas las funciones que se le exigen a un extremo, y castigar a Figo, revolcado en cada jugada, víctima a veces de su propia impotencia o de la falta táctica de Toni.

BARCELONA 0

ATLÉTICO MADRID 1Barcelona: Hesp; Okunowo, Reiziger, Pelllegrino (Celades, m.63), Sergi; Xavi, Cocu; Giovanni (Anderson, m.45); Figo, Kluivert y Zenden (Ciric, m.45). Átletico: Molina; Aguilera, Santi, Chamot, Toni (Ramón, m.63); Serena, Jugovic, Valerón (Mena, m.59), Lardín; Kiko (Juninho, m.68) y José Mari. Gol: 0-1. M. 38. José Mari supera a Pellegrino con un caño, encara la portería y cae derribado por la entrada de Reiziger por delante y de Pellegrino por detrás. El penalti lo transforma Jugovic. Árbitro: Medina Cantalejo, andaluz. Mostró tarjeta amarilla a Giovanni, Cocu, Aguilera, Reiziger, Pellegrino, Santi, Figo, Kluivert y Jugovic. Lleno: unos 100.000 espectadores en el Camp Nou. Previamente al partido se celebró el acto inaugural del año del Centenario del Barça.

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No tuvo el Barça otra referencia intimidatoria que la de Kluivert, tan solidario y generoso en el fútbol asociativo como negado en el último remate. No sabe el grupo de Van Gaal generar espacios frente a una defensa parada como la del Atético, que incidió más en el despliegue que en el repliegue. No salió de su terreno hasta que vio campo libre, terreno abonado para la velocidad de sus puntas.

El discurso del partido exigía cambios traumáticos en el bando local. El Barça pasó a jugar con dos arietes y cambió a uno de sus extremos. Pintar un nuevo ataque le permitió al grupo azulgrana tomar la iniciativa del juego ofensivo, aunque nunca perdió esa fragilidad defensiva que le ha llevado a tomar goles esperpénticos. El Atlético miró con cierto recelo el nuevo encuentro que le proponía el Barcelona. Sacchi corrigió posiciones ante el empuje del equipo de Van Gaal y blindó la divisoria con Mena, un futbolista laborioso y de buena pegada, capaz de ayudar a la zaga y también de dar aire a la delantera. No le llevó mucho tiempo al Atlético reencontrar el hilo del partido. La lesión de Kiko, que tuvo que ser sustituido por un mal giro en su tobillo derecho, le quitó belleza, juego y magia, pero el colectivo no perdió empaque, consistencia. Le bastó para contener al adversario, cada vez más entregado, pendiente de una acción individual que pudiera redimir al colectivo.

Los pies de Hesp, siempre vendido al uno contra uno en los tramos finales, resultaron nuevamente la única asidera del equipo azulgrana, incapaz de encontrar su sitio en la cancha. La actuación del equipo resultó tan patética que el último tramo fue un refrendo sobre Van Gaal. Hubo gritos contra el técnico y cánticos en favor del club, presa de la confusión. El Atlético estuvo misericordioso con las desgracias del Barça. Tuvo el partido franco para no tener que vivir hasta el final pendiente del reloj, pero no acertó en el último remate, y dio un suspiro de vida al Barça, que acabó desfondado, buscando el imposible.

Nadie discutió la primera victoria del Atlético en cancha ajena -llevaba cuatro derrotas y un empate-. Sabedor que los fastos acostumbran a pasar factura a los organizadores, guardó una actitud contemplativa. Le alcanzó para ganarse un triunfo que deja al Barcelona en una delicada posición y a Van Gaal contra las cuerdas. El día que faltó Rivaldo, el técnico quedó vendido.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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