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CRÍTICAROCK

Vida después del "grunge"

Ambuka Doral Rafa Sánchez (voz y guitarra), Dai Berenguer (voz y guitarra), Mauricio Cepedo (bajo) y Gorio Torres (batería). Sala Quatre. Valencia, 14 de noviembre de 1998.Hace sólo unos tres años, cuando todavía seguía iluminando la ya maltrecha (o definitivamente extinta, según algunos) llama del grunge, el cuarteto valenciano Ambuka Doral lo hubiera tenido bastante más fácil para que su propuesta calara entre las legiones de adoradores de Pearl Jam, Soundgarden, Alice in Chains y similares. Eran otros tiempos, claro, y la depresión posnirvana (por la trágica desaparición de Kurt Cobain) se lo puso relativamente fácil a las bandas especializadas en la confección de tortuosos manifiestos generacionales y en el expolio de riffs hendrixianos. Ahora, tendrán que esforzarse mucho más para demostrar que todavía hay vida (emociones e ideas) después del grunge. A Ambuka Doral, vaya, habrá quien les acuse de trasnochados, pero, gusten o no sus canciones, su estética y sus intenciones, no se les puede negar cierta habilidad para, aún después de destapar todas sus cartas (esa querencia por el blues que quizá debieran explotar más o su evidente fervor por Neil Young, al que rindieron tributo con una competente lectura de Rockin"in the free world), situarse bastantes pasos por delante de otras formaciones análogas. Cuestión de oficio: defienden con vehemencia un debú, Historias de Jeff, del que no hay motivos por los que no deban sentirse satisfechos y que, en directo, aún resulta más convincente y apabullante. De eso se trataba.

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