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La censura siempre llama en octubre

En la inocencia de su niñez había levantado ya el fulgor de la prosa de Blanquerna, a la carrera entre las cenizas del difunto Ramon Llull y la presencia de su abuelo; y es más que probable que en los bolsillos de escolar, llevara un paisaje profuso de estampas, versos de Ausiàs March y lapiceros despuntados. Por aquel tiempo, Llombai era toda la creación; y su casa, un mundo de ternura y un perro lobo a la puerta. A los cuatro años, un infante no cuestiona a Lavoisier, pero puede echar al vuelo la memoria. Eliseu Climent recuerda cómo le descerrajaron un escopetazo al perro lobo: un mal aire lo condujo a diezmar la conejera doméstica y a poner en riesgo al vecindario. Después, murió el abuelo. Eliseu Climent nunca pasó los despojos del animal ni las flores silvestres que había alumbrado la fiereza de su carne; y aún menos, la evocación del abuelo y sus íntimos sentimientos. La conservación de la materia de Pompeu Fabra le seducía más que la de Lavoisier: Pompeu Fabra, Francesc de B. Moll y Carles Salvador, una identidad lingüística, que hasta Bill Gates factura en el mercado de la informática. Que los secesionistas le metan también un pleito a Microsoft. Pero Eliseu Climent se lo debe a Xavier Casp. Así se lo contó a Miquel Alberola: "A mí me convierte en lo que ahora llaman catalanista Xavier Casp, porque yo era blaveret, como todos, porque el valenciano en bruto es blavero, pero cuando razona deja de serlo. Casp me metió en un cuarto, en casa de Miquel Adlert, a los 20 años, y me leyó La Nacionalitat catalana de Prat de la Riba". Un día, a Eliseu Climent le entró el síndrome teresiano de las fundaciones: librería y editorial Tres i Quatre, Secretariat de l"Ensenyament de l"Idioma, Acció Cultural del País Valencià, Centre Carles Salvador, Fundació Renau, semanario El Temps, revistas como L"Espill que dirigió Joan Fuster. Es vicepresidente de l"Associació d"Editors en Llengua Catalana y miembro de l"Associació d"Editors del País Valencià, y de toda una relación de instituciones culturales y académicas. Su nacionalismo militante lo ejerce con finura, pujanza y unas gotas de ironía. Es un agitador y ejerce la intriga con la elegancia de un noble florentino. A los siete años, cuando su familia se domicilió en Valencia, asistió al colegio de los jesuitas y sufrió la crueldad de sus condiscípulos, porque apenas si podía expresarse en castellano: se sintió apestado, y decidió no examinarse en una lengua que no era la suya. Lo expulsaron. Cuando terminó el bachillerato, ingresó en la Universidad y se licenció en Derecho. Su padre, del comercio, quería que fuera abogado, pero Eliseu Climent ya manejaba las claves de la conspiración y gozaba de un sólido pellejo subversivo. Fue uno de los redactores del anteproyecto del Estatut d"Elx y perteneció al Partit Socialista Valencià, hasta una primera escisión. Luego, sus frecuentes visitas a Barcelona, durante la dictadura y posteriormente; su amistad con Jordi Pujol -está en posesión de la cruz de Sant Jordi de la Generalitat catalana y de otras distinciones-, con Pasqual Maragall, con Obiols, con Ribó, con Alfonso Guerra, compañero de milicias universitarias, y con tantos políticos; su activismo cívico: "Soy un empresario atípico y nuestros productos no son zapatos, sino que difundimos ideología de progreso"; su capacidad organizativa, los Casals y el sobresalto que se llevó el presidente Eduardo Zaplana, cuando lo del Bloc Jaume I los inseguros y los timoratos aullaban: "Los almogávares, que vienen los almogávares". A la periodista Margarita Riviere le dijo: "Hay que educar a la derecha valenciana". Pues habrá que echarle mucha paciencia y más pedagogía. Eliseu Climent Corberá nació en Llombai, el 12 de noviembre de 1940. Pero su mes es octubre, el octubre de los Premis, desde 1971, como una trinchera de reivindicaciones. En el franquismo, llegaba la censura con sus grandes tijeras; ahora, la Administración autonómica conservadora, con sus grandes miedos. Eliseu Climento sonríe astutamente y piensa: otra edición, salimos ilesos y nos fortalecemos. Qué embolica de país.

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