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UV renunciará a la polémica sobre la lengua después de las elecciones. UV renuncia a la letra del acuerdo de gobierno para obtener rentabilidad política inmediata

Los dirigentes de Unión Valenciana son conscientes de que sólo pueden ampliar su base electoral si centran su discurso y renuncian a no pocas de sus reivindicaciones más clásicas, especialmente a su discurso secesionista sobre el idioma. La convicción que la cúpula regionalista mantiene al respecto no ha sido obstáculo a su oposición radical a la puesta en marcha de la Acadèmia Valenciana de la Llengua. UV, sin embargo, renunciará a mantener viva la polémica sobre la lengua tras las elecciones autonómicas de 1999.

Las encuestas que baraja la Generalitat en torno a la importancia que conceden los valencianos a la cuestión lingüística demuestran que apenas un 5% de la población está preocupada por el asunto, el mismo porcentaje que se requiere para obtener representación parlamentaria en las Cortes. La cúpula de la formación regionalista es consciente de la situación, pero ha optado por la rentabilidad inmediata. El próximo día 14 se abre el último debate de política general de la presente legislatura, una ocasión de oro para marcar distancias con sus socios populares. Además, la familia regionalista se reúne en noviembre para aclamar a Héctor Villalba como máximo dirigente del partido. La oposición que ha mostrado UV hacia la creación de una entidad normativa sobre la lengua, una apuesta que traiciona la letra del acuerdo de gobierno revisado que firmaron Eduardo Zaplana y Héctor Villalba, se ha convertido en instrumento para aglutinar a las bases ante el congreso del partido y, simultáneamente, en arma para agredir a los populares. UV votó en contra de la constitución de la academia pero muestra un sorprendente interés por tener una amplia representación en la misma. La presencia que buscan los regionalistas en la entidad de nueva creación sólo se puede leer en clave electoral. Superados los próximos comicios autonómicos, UV espera desmarcarse de una polémica que dio alas al partido en la transición, pero que amenaza con convertirse en lastre. El acuerdo de gobierno revisado por la actual cúpula de UV, una vez desplazado Vicente González Lizondo de la presidencia de la formación regionalista, incluye una serie de objetivos políticos, entre los que destaca "la defensa y promoción de la lengua valenciana". Un punto que especifica: "El Consell propiciará el necesario encuentro entre las entidades científicas, académicas y culturales en consonancia con la voluntad popular" para "normalizar las relaciones lingüísticas entre todos los ciudadanos". La Acadèmia Valenciana de la Llengua, cuya creación fue aprobada el pasado miércoles, responde literalmente al objetivo señalado en el acuerdo entre populares y regionalistas. Cuando se negociaba el dictamen previo a la iniciativa legal, que elaboró el Consell Valencià de Cultura, los regionalistas optaron por ceder todo el protagonismo a los miembros de la denominada Academia de Cultura Valenciana, de acuerdo con la posición al respecto manifestada por Villalba cuando asumió la presidencia del partido en noviembre de 1996. Los dirigentes regionalistas se mostraban convencidos de que los representantes de la institución privada en el seno del CVC apoyarían el dictamen y les liberarían del corsé lingüístico. Pero los tres representantes de la Academia de Cultura Valenciana se negaron a apoyar el dictamen. Fueron los únicos, ni siquiera los representantes de Esquerra Unida-Els Verds en el organismo consultivo de la Generalitat votaron en contra del dictamen. Desde entonces, la estrategia de los regionalistas ha pasado por defender su presencia en una entidad de nueva creación que se negaron a apoyar. UV pretende vestir al santo sin participar en la procesión. La estrategia puede ser rentable a corto plazo. El portavoz parlamentario de los regionalistas, Fermín Artagoitia, podrá invocar argumentos muy sentidos por las bases de UV en el inminente debate sobre el Estado de la Comunidad, que se abre el próximo día 14, para marcar diferencias con sus socios de gobierno. Además, Villalba podrá presentarse ante las bases del partido el próximo mes de noviembre como máximo representante de un discurso reivindicativo,muy acorde con un curso político cuyo examen final está convocado el 13 de junio de 1999, cuando se celebrarán las próximas elecciones autonómicas y municipales. Pero la actual estrategia supone una clara renuncia al proyecto de refundación del regionalismo valenciano que esgrimió la actual cúpula del partido cuando desplazó a Vicente González Lizondo de la presidencia de UV. Villalba sorprendió a propios y extraños cuando se ofreció como heredero de Vicente González Lizondo, padre fundador del regionalismo valenciano y hoy fallecido que probablemente sólo esperaba ser aclamado como máximo dirigente cuando solicitó un voluntario entre los miembros del Consell Nacional de UV para sucederle en el cargo. El primer discurso de Villalba como presidente nacional de la familia regionalista incluyó una renuncia a la reivindicación filológica como discurso, en favor de la Academia de Cultura Valenciana, para centrar su interés ideológico en cuestiones políticas. Las amenazas vertidas por Artagoitia sobre la negativa de UV a apoyar las secciones del próximo presupuesto que deben dotar los fondos necesarios para sostener al CVC y crear la nueva entidad normativa sobre la lengua chocan con una estrategia a largo plazo que perseguía desvincular a UV de las consignas sobre las que nació el partido. Los regionalistas pueden ganar una baza, pero arriesgan el resultado final de la partida.

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