Puerta y puente
La muerte de treinta y ocho norteafricanos, que es el suma y sigue de tantos muertos que siembran el Mediterráneo, ha puesto de manifiesto, aunque no es nada novedoso, que políticos y gobernantes se mueven en el terreno de las palabras, porque si la actuación fuera su comportamiento natural, hace tiempo que nuestra mar y nuestras playas habrían dejado de ser el cementerio de los pobres. Palabras, las escuchadas recientemente, que no buscan solucionar esta tragedia diaria, sino que van dirigidas a la destrucción del adversario político. Estos muertos, se decía hace poco, en frase tristemente feliz, no son nuestros. Ni estos ni tantos otros, salvo que nos interese. Entonces se busca su afiliación o algo tan íntimo como su raza o su sangre para saber si su RH es positivo o negativo, sólo los del grupo son nuestros, los demás resultan indiferentes y poco importa su muerte. Hace un invierno, estaba terminando el mes de febrero, el problema de la inmigración fue tratado certeramente por el presidente de nuestra comunidad. Habían hablado Marcelino Oreja y Soledad Becerril en los Reales Alcázares. Destacaban la importancia de que los continentes, europeo y americano de habla castellana, intensificaran su unión. Manuel Chaves cerró el acto con palabras dirigidas hacia África. Dos de estas palabras fueron puerta y puente. Andalucía debe ser la puerta y el puente que una Europa y África. No está lejos la época en la que muchos andaluces salieron del gueto, vigilado y cerrado por el nacional catolicismo, que era España. Su trabajo alivió el hambre y la miseria y, hoy, han vuelto a su tierra. Es necesario que se abra la barrera y se ayude a superar la miseria de nuestros vecinos. Es necesario que puedan entrar para que puedan volver. Es necesario que se tienda ese puente entre África y Andalucía y que los dos continentes dejen de mirarse y se toquen. Mientras lo único que interese sea destacar los errores políticos y no se ayude, sin miedo, a estos pueblos, la muerte seguirá llegando en flujo incesante a esta tierra y, así, hasta que ahogue a unos y a otros.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES
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