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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Encierros

A propósito del chiste de El Roto sobre si los toros corren detrás de los mozos o por el contrario van huyendo de los corredores, quisiera aclarar algo sobre el origen y sentido de los encierros de forma que nos ayude a comprender este fenómeno y no caer, seguramente por desconocimiento, en una fácil demagogia.El encierro existe desde el comienzo mismo de la fiesta de los toros cuando, en sus primeros vestigios, encontramos ya las conducciones de manadas de toros desde la dehesa o ganadería hasta el lugar donde se corrían, alanceaban o toreaban las reses. No es éste por tanto un espectáculo taurino propiamente dicho, sino que tiene su justificación en hondas raíces y si bien por los medios modernos de transporte dejó de tener su original sentido sí se ha conservado, al menos parcialmente en lo que respecta a su último tramo, en muchos lugares, del mismo modo que se conservan otras tradiciones.

El encierro comenzaba cuando los toros, acompañados por vaqueros y pastores, salían de la ganadería y eran conducidos, durante varias jornadas, por montes y valles, por cañadas, veredas y caminos reales, creando unas estampas de una belleza inigualable, hasta las proximidades del pueblo o ciudad en la que el festejo se iba a celebrar. Una vez allí, hombres y animales esperaban el día del acontecimiento, donde, o bien de noche o muy de mañana, se conducían los animales por un recinto determinado del pueblo o ciudad, camino de la plaza de toros si la había, o de la plaza de la villa donde se celebrara la fiesta.

Era en ese trayecto donde se producía el acompañamiento de los mozos y aficionados, que salían a esperar a los toros y recorrían el camino atizando y a veces rodeando la manada para que, con rapidez y seguridad, llegara a su punto de destino. Indudablemente los más atrevidos se ponían y se ponen, allá donde se conserve la tradición, cerca de los toros, produciendo un espectáculo inigualable en aquello que no era sino una parte más, obligada desde luego, de la conducción de los toros a la plaza. Y así hasta que llegado al lugar de destino se encerraban los bureles, y de ahí viene su denominación.

Las imágenes que la mayoría tenemos de los encierros son las de San Fermín en Pamplona. Allí el encierro se ha elevado casi a un arte para correr los toros, con unas determinadas técnicas y una serie de peculiaridades que le diferencian, en gran manera, de la mayoría de los que en España se celebran. Por supuesto nada tienen que ver con el tradicional encierro algunas de las sueltas de toros que se hacen por las calles en otros pueblos.-

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