Los suizos apoyan la manipulación genética de animales y plantas

Los suizos aceptaron ayer animales y plantas transgénicos al rechazar en referéndum por un amplio margen una iniciativa ecologista que pedía la prohibición de la manipulación genética. La iniciativa popular llamada Para la Protección Genética recibió un claro rechazo del pueblo, con un 66,6% de los votos en contra y un 33,4% a favor. Numéricamente, el pueblo rechazó la iniciativa con dos terceras partes de los votos, es decir, 1,25 millones de votos contra cerca de 625.000. Con un 40% de participación, todos los cantones la rechazaron.

El proyecto contenía tres grandes y controverti...

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Los suizos aceptaron ayer animales y plantas transgénicos al rechazar en referéndum por un amplio margen una iniciativa ecologista que pedía la prohibición de la manipulación genética. La iniciativa popular llamada Para la Protección Genética recibió un claro rechazo del pueblo, con un 66,6% de los votos en contra y un 33,4% a favor. Numéricamente, el pueblo rechazó la iniciativa con dos terceras partes de los votos, es decir, 1,25 millones de votos contra cerca de 625.000. Con un 40% de participación, todos los cantones la rechazaron.

El proyecto contenía tres grandes y controvertidas reglamentaciones: la prohibición de producir animales genéticamente modificados, la prohibición de diseminar organismos genéticamente modificados en el medio ambiente e, igualmente, la prohibición del otorgamiento de patentes para organismos vivos genéticamente modificados, como animales o plantas.

También reclamaba disposiciones sobre la producción de plantas transgénicas y la producción industrial de sustancias químicas de origen transgénico. Además exigía que los científicos probaran "la utilidad, la seguridad y la ausencia de otros medios" alternativos incluso desde antes de que comenzaran sus investigaciones.

Debate emocional

La discusión de la iniciativa provocó una movilización excepcional en Suiza. Un gran frente de oposición a la misma se formó con el propio Gobierno federal a la cabeza, seguido por los partidos políticos burgueses, la gran industria farmacéutica y los medios universitarios. Investigadores y premios Nobel salieron a la calle para manifestarse en contra. Todos reprochaban a la iniciativa que pusiese trabas a la investigación en bioética y señalaron que quedarían truncados muchos proyectos relacionados con el sida o la enfermedad de Alzheimer, además de poner en peligro unos 2.000 empleos. "Sí al progreso", dijo al conocer el resultado de la consulta la Sociedad para el Desarrollo y la Economía suiza.Moritz Leuenberger, ministro de Transportes y Medio Ambiente, consideró que la tecnología genética presenta ventajas que se tratan de maximizar, y conlleva riesgos que conviene reducir al mínimo. "Las prohibiciones radicales mostrarían una ideología idéntica a la que tuvo la Iglesia católica con los descubrimientos de Galileo", afirmó.

Los partidarios de la iniciativa, salidos de los medios ecologistas y de protección al medio ambiente, incluyendo a los consumidores y pequeños campesinos, estimaron que los riesgos mal conocidos de la manipulación genética eran más importantes que sus ventajas. Por razones éticas rechazaron las manipulaciones genéticas sobre los animales, especialmente en experimentos. Con el rechazo de ayer, los suizos han expresado su confianza a las autoridades federales, quienes preparan un contraproyecto cuyo propósito es llenar las lagunas de la legislación helvética al respecto.

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