La Feria de Valencia presentará en 1999 su plan de modernización para los próximos 30 años

La Feria de Valencia ha iniciado una fase de reflexión con el objetivo de planificar su futuro, ya que existen dudas razonables sobre la viabilidad de la institución en un horizonte de 10 años. Los dirigentes feriales se marcaron ayer de plazo hasta marzo de 1999 para elaborar un plan, consensuado con organismos públicos y privados, de modernización de la Feria de Valencia, a la que acuden cada año 10.000 empresas y 700.000 visitantes, y en torno a la cual se mueven unos 80.000 millones de pesetas anuales. En el estudio se barajará incluso el traslado del recinto a otro lugar.

El presidente de la Feria de Valencia, Antonio Baixauli, acompañado por su equipo y una consultora externa, presentó ayer la metodología para elaborar lo que se ha acuñado como plan de cooperación. Con este estudio se pretende pulsar la opinión de la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia, las cámaras de comercio, las asociaciones empresariales, universidades e incluso entidades financieras. El estudio se completará con un análisis de la evolución del negocio ferial en el mundo y de las políticas y proyectos que realizan las grandes instituciones feriales. "La Feria de Valencia está considerada como un miembro del pelotón de cabeza y no podemos saltar de ese grupo", apuntó Baixauli. "Queremos un diseño para un horizonte de 30 o 40 años", añadió el presidente, "pero nunca un proyecto de laboratorio, sino una propuesta que tenga en cuenta las opiniones de toda la sociedad". Rafael Olcina, director general de la institución ferial, destacó que el plan de futuro entronca con el estratégico que puso en marcha el nuevo equipo que dirige la Feria desde finales de 1996. "Hemos cambiado la imagen corporativa, diversificado el negocio con actividades no feriales, concentrado certámenes e internacionalizado la estrategia. Ahora nos queda adecuarnos a escenarios futuros", resumió Olcina. "Existen dudas razonables sobre la continuidad de la institución. Es un mastodonte con 80 años de antigüedad y si no se toma una decisión se cuestiona su futuro", agregó el director general. Según Olcina, la Feria y el Puerto de Valencia son, a su juicio, los dos únicos elementos con proyección internacional. De hecho, las instalaciones de Valencia reciben cada año a 10.000 empresas y a 700.000 visitantes profesionales. En este sentido, Olcina volvió a reiterar el papel de operador turístico que juega la Feria. "Se ha convertido en el primer espónsor de la ciudad", apostilló. Los responsables feriales esperan que las administraciones públicas se impliquen en la modernización del recinto, que podría cambiar incluso de emplazamiento. "El éxito de las ferias se basa también en su accesibilidad", recalcó Olcina, que, al igual que Baixauli, considera que esta cuestión depende de la Generalitat y el Ayuntamiento. La Consejería de Obras Públicas anunció la semana pasada que el tranvía de Ferrocarrils de la Generalitat llegará hasta las mismas puertas del recinto, una vieja reivindicación de los responsables feriales. "Tan lejos como la Feria de Madrid [Ifema] acaba de recibir una inversión de 200.000 millones de pesetas para acercar el recinto a la capital y conectarla con el aeropuerto. El 80% del presupuesto se financia con fondos europeos", expuso el director como ejemplo a imitar. En cualquier caso, la financiación para modernizar las instalaciones feriales pasa, según dijo Baixauli, por la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia.