El éxito de un culebrón sin final

Luchas de poder, intrigas, incestos, traiciones, alcoholismo, mentiras, chantajes, asesinatos y pasiones desenfrenadas, como obligan los tópicos, forman parte del entramado argumental de la producción de Estudios Picasso y Zeppelin El súper. Historias de todos los días. Casi dos años de éxito diario de un culebrón que parece no tener final.El súper se ha convertido en la primera serie diaria de cobertura nacional de mayor duración. La producción, que emite Tele 5 de lunes a viernes, cumple el próximo viernes 400 capítulos. Su final está todavía tan lejano que ni siquiera se adivina. "Nuestro propósito es celebrar los 1.000 capítulos", dice ufano el actor Andrés Resino (Alfonso), el personaje más malvado de la película. Hasta el propio Maurizio Carlotti, director general de la cadena privada, ha comentado en alguna ocasión que menos de cinco años en antena se consideraría un fracaso.

Más de 400 actores, 55 técnicos, 15 guionistas, tres directores y un director-coordinador general hacen posible la puesta en escena de este culebrón con acento español. Desde su estreno, el 9 de septiembre de 1996, la serie ha mantenido una media estable de casi dos millones y medio de telespectadores, lo que supone un nada despreciable 28,2% de cuota de pantalla.

Para Miguel Morant, director creativo de Estudios Picasso, una de las claves del éxito es su trama. "Los telespectadores se enganchan gracias a la intensidad de las historias y a la tensión con la que finaliza cada capítulo, que crea la necesidad de ver el siguiente". Paca Gabaldón, Maika en la ficción, una mujer de negocios que lidera la red de supermercados Mistral, piensa que la serie crea adicción. "Es una droga televisiva", apunta.

Cada trimestre, es decir cada 65 capítulos, se cambia la línea narrativa "en función de los argumentos que demanden los espectadores", explica Morant. La serie se prueba continuamente para ver por dónde van los gustos del público. Estas revisiones han revelado que prefieren el constante duelo entre buenos y malos y que el público adulto muestra una clara implicación sentimental con los componentes de la serie. Para los espectadores más jóvenes, El súper es "un entretenimiento interactivo, puesto que ponen en juego su audacia y especulan sobre los posibles desenlaces", señala Morant. Los guionistas tampoco pierden el tiempo y cada semana enredan la madeja hasta la locura con el lícito propósito de que la expectación no decaiga. Cada temporada se incorporan nuevos personajes. Pep Munné, Vicky Lagos y Alejandra Torray han sido los últimos fichajes.

Miguel Morant sale al paso de las críticas que tachan a El súper de culebrón. "No tiene nada que ver. En las telenovelas latinoamericanas las tramas se estiran como si fueran chicle y en esta serie el relato tiene mucho más ritmo y suceden cosas distintas con frecuencia".

Sin embargo, para el directivo, El súper no tiene nada que envidiar a las teleseries de periodicidad semanal. "Tiene una calidad similar, su producción está muy cuidada y con cinco millones de presupuesto por capítulo (las series semanales rondan los cuarenta), se hace un trabajo muy digno", dice. En el plató, asegura, todo funciona al milímetro: "Esto es una estructura casi fabril. De nueve a cinco se rueda sin parar, y como los actores son muy disciplinados, todos los días llegan con los diálogos bien aprendidos. No se puede perder ni un segundo".