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O'Sullivan y Tergat pasan a la historia

La irlandesa logra el segundo oro en la carrera corta y el keniano su cuarto título

Sonia O'Sullivan y Paul Tergat se incorporaron ayer definitivamente a la gran historia del atletismo con sus triunfos en la segunda y última jornada de los Mundiales de cross disputados en la emblemática ciudad marroquí de Marrakech. La espigada atleta irlandesa, 1,74 me tros y 54 kilos, de 28 años de edad, ganó la carrera corta, sobre 4 kilómetros, al día siguiente de imponerse en la larga, sobre 8. Toda una pionera. El keniano sumó su cuarto título consecutivo y marcha camino de convertirse en el Induráin del cross. Igualó así a su compatriota John Ngugi, que también venció en cuatro ediciones seguidas, desde 1986 a 1989, pero que aún le supera por un título, el que consiguió en 1992.

O'Sullivan tenía pensado salir en las dos carreras, pero no decidido. Todo dependía de lo que ocurriera en la carrera larga del sábado. También era una gran prueba para ella, vieja campeona del mundo de 5.000 metros en pista y actual plusmarquista de una de las distancias no clásicas, los 2.000. En realidad, es una mediofondista o fondista corta. Los primeros 8 kilómetros —también más largos que nunca para las mujeres—podrían venirle demasiado grandes. Pero se había preparado a con ciencia. El verano australiano le había servido, como a otros muchos atletas, esta vez más que nunca. En Marrakech iba acorrerse con 30 grados y un sol de justicia. El único problema era el desgaste, no la aclimatación.

Pero la irlandesa se sintió muy cómoda el sábado, en parte por que la británica Paula Radcliffe, subcampeona el año anterior, hizo casi todo el gasto, incluido el de madurar a todas las africanas. O'Sullivan sólo necesitó imponer su mejor final. Ayer, aunque todo el mundo le recomendaba que no saliera, ella se encontraba muy bien y además era su distancia. Volvió a hacer lo mismo. Esta vez sólo se pegó a las africanas porque Radcliffe no salió. Hubiese perdido aún más fácilmente. Las rivales fueron esta vez la etíope Kutre Dulecha y la marroquí Zahra Ouaziz. O'Sullivan sprintó pronto y dejó a Ouaziz, que astutamente cedió el tren para recuperarse al final y quitarle la medalla de plata a Dulecha, destrozada por querer seguir a la imparable irlandesa.

La mejor española fue Marta Domínguez, aunque sólo 21ª por que le gran opción femenina era el sábado en el cross largo, donde el equipo fue cuarto, el mejor puesto de la historia, y Julia Vaquero sexta, la plaza colectiva lograda ayer.

Tergat, simplemente, encabezó la habitual armada keniana. Mantuvo la jerarquía: No hizo como el día anterior Daniel Komen, superado en la carrera corta por John Kibowen. Pero en el resto, el dominio de su país volvió a ser absolutamente espectacular. ¿Qué es mejor? Cinco hombres entre los cinco primeros y seis entre los ocho mejores, del cross corto, o los dos primeros y seis entre los siete mejores del largo? En el corto, el marroquí Boulami y el estadounidense Davis precedeieron al keniano Misoi que se descuidó y fue octavo. Ayer, el etíope Mezegebu se permitió subir al podio y quitarles la medalla de bronce a los kenianos, que le siguieron del cuarto al séptimo puesto.

Tergat se limitó a seguir el ata que de su compatriota Paul Koech y a superarle en la recta final.

Gran Roncero

España tuvo su cara y su cruz. Fabián Roncero, que ya mostró su bravura en los 42,195 kilómetros del maratón de Atenas, volvió a mostrarla esta vez en los 12 del cross. Hizo una salida que le augura unos próximos 10.000 metros en pista muy a tener en cuenta, y pasó los dos primeros kilómetros en cabeza. Acabó 110 y quizá hubiera estado entre los 10 primeros sin tanto derroche. La cruz vino por un pisotón a Julio Rey, el campeón de España, que le hizo perder una zapatilla, pararse, descentrarse, calzarse mal y hasta herirse en los dedos para irse a un impropio 63° puesto. Sólo eso llevó al equipo español al quinto lugar, tras Portugal. Pero sigue siendo el mejor fuera de los habituales africanos.

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