El TDK vuelve a derrumbar al Tau
El líder de la ACB ha encontrado a su particular bestia negra: vive en el Nou Congost y tiene la apariencia de un viejo y soberbio jugador llamado Chichi Creus. El DK rompió el maleficio del Pabellón Álava, invicto durante doce partidos, y acabó -el Barcelona lo había hecho por la mañana en el Palacio de la Comunidad- con última cancha que esta temporada sólo conocía triunfos locales.Fue un partido delicioso. No espectacular, pero sí exquisito para amantes del baloncesto. Hubo momentos de perfección defensiva y otros en que los contrastes de jugadores distintos elevaron la categoría del juego. Bennett, un director clarividente y puro nervio, físicamente extraordinario, ganó ayer unas pocas batallitas a Creus. A él se le deben agradecer la mitad de los seis mates que se arrancó Burke. Pero el abuelo de la ACB, con 41 años y celebrando ayer su partido 500 en a Liga, menos explosivo aunque más metódico, ganó la guerra. Punto a punto y sin excentricidades, como acostumbra su equipo, se colocó por delante en el marcador mediada la segunda parte y no perdonó. Acabó desquiciando a Bennett. A falta de dos segundos para el final, con todo vendido, anotó su último triple -cinco de seis- y el público de Vitoria, famoso por el calor que da a los partidos y por sus mínimas concesiones al contrario, no pudo reprimir una ovación ante la enésima clase magistral del profesor Creus. Una imagen que resume un partido.
El juego, sin embargo, dio más de sí. El líder se comportó como de él se esperaba, aunque pudiera parecer lo contrario. Scariolo abusó de la defensa en zona y del juego interior, pero en vano. Enfrente, los jugadores de Luis Casimiro ni se inmutaban. El TDK nunca pierde la compostura.
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