Parte del Grupo Parlamentario denuncia las presiones de sus compañeros catalanes

., Cuando el PSOE, en el último pleno del Congreso de 1997, sumó sus votos a IU y CiU frente al PP, algunos diputados del PSOE estaban tan tristes como la ministra de Educación, Esperanza Aguirre, aunque por razones diferentes. Poco antes de la votación, la actividad de los parlamentarios del PSC fue muy intensa. Trataron y consiguieron de sus compañeros de toda España que votaran contra Aguirre y su modelo de Humanidades. "No podemos votar en contra de CIU'', dicen que fue su principal argumento.

Más de una docena de parlamentarios dan su palabra de que en los momentos más tensos escucharon decir a los parlamentarios que dirige Narcís Serra que no tendrían más remedio que romper la disciplina de voto si el resto del grupo votaba con el PP según el principio de acuerdo alcanzado en el Senado. Se salieron con la suya. "¡Qué locura! Nosotros votando con Pilar Rahola!", dijo un ex ministro socialista.

Los interlocutores consultados aseguran que desean un triunfo de sus compañeros en Cataluña, pero creen que su estrategia resultará equivocada si pretenden ser más nacionalistas que CiU. Éste es un viejo debate nunca abordado directamente y que ahora late con fuerza. La situación se extiende a los compañeros vascos, a quienes desde Madrid no se les augura un éxito rutilante si pretenden ser tan o más nacionalistas que el PNV.

El decreto de Humanidades abrió la caja de los truenos. En las dos últimas reuniones del grupo se debatió a puerta cerrada qué hacer. En la primera salieron en tromba algunos en contra de ir del brazo de CIU, entre ellos Saénz Cosculluela. En la segunda fueron sus compañeros del PSC los que defendieron votar en contra del PP y pidieron "no demonizar los nacionalismos".